jueves, 22 de abril de 2010

Días buenos y días mejores, 2ª parte.

Aquella ventana...

Como ya iba diciendo anteriormente, la semana pasada estábamos siendo azotados por un temporal del infierno. Fuertes vientos y algo de mar de fondo hacían que la cosa no pintara bien. Pero el fin de semana la cosa cambió. Aflojó tanto el tiempo que parecía imposible que un bicho se dejara engañar por un trozo de hierro o plástico en aguas tan claras.
Por desgracia el Sábado la cosa no fue como uno esperaba embarcados con el sube y baja de los hierros, más que nada por la nula actividad que para esos días se esperaba. Pero la cosa iba a cambiar...

El Spinning del Martes.

Durante los días siguientes a nuestra salida a lo profundo, a pesar de la increíble bonanza que reinaba en toda la isla, prácticamente no toqué las cañas. Tan sólo un día, acompañado por la parienta, me dispuse a dar unos lances con poca convicción de obtener recompensa.
El martes continuaba el tiempo echado. Tan sólo había cambiado a E la dirección del viento y una pequeña ola rompía en la orilla.
Después de desestimar la mañana por estar la marea vacía, decido esperar a la tarde para darme una vuelta por veriles hasta ahora inexplorados. La espera se alargó hasta las 6 de la tarde...
En soledad, llego al veril: se trata de una ensenada, en la que la baja hace un corte frente a mí y sale mar adentro unos 40 metros en forma de U,  formando dos puntas muy sugerentes. Hasta ahora la mar no me había dejado acercar aquí, por lo que la incertidumbre y expectación es máxima.
El viento me da de espaldas, y decido que hoy un Nabarone sea el protagonista que comience la jornada. Llega muy lejos con el 20lb, y en unos 15 minutos no veo nada moverse por la zona.
Camino unos metros para continuar investigando la baja, y en uno de estos lances algo detiene la muestra y cabecea.


Ha comido en la espuma, en medio de un charco que la marea cubre, y me hago ilusiones con la señora. 
En pocos segundos pongo en tierra un sargo, que por lo que llevaba en la barriga, parece que se estaba dando un festín de erizos. Es una gozada pescarlos: el mero hecho de buscarlos, perseguirlos...y pasar las que hay que pasar para dar con buenos ejemplares hace que su pesca sea algo muy entretenido y gratificante. 
Me encuentro en una de las esquinas de la baja, y después de unos cuantos lances más decido situarme casi en medio para lanzar por detrás de la ola que rompe suavemente.
En ese momento es cuando sucedió otro de esos sucesos que guardaré en la masa gris durante un tiempo:


Lanzo el Nabarone muy lejos, bastantes metros por detrás de la ola y justo en ese momento la mar me obliga a dar un paso hacia atrás mientras también doy las dos primeras vueltas de manivela, y siento como se tensa el trenzado  y la caña. Miro hacia el mar y veo como algo plateado cae al agua formando un revuelo considerable en superficie.
Comienza entonces la pelea con lo que supongo es un pejerrey, y poco a poco lo voy arrimando aguantando alguna carrera en medio de las olas que rompen y  eran el único camino para vararlo.
Ya a menos de tres metros compruebo que se trata del carángido que suponía, y aflojo mínimamente el freno para facilitarle la carrera que sé que aún le queda hacia las piedras que sobresalen a su lado.
Después de aguantar y maniobrar, logro vararlo con la ayuda de una ola.
Durante la brega, me prometí que si lo capturaba con éxito y lo podía recuperar, lo soltaría.
Dicho y hecho, unas cuantas fotos y después de unos momentos de recuperación, al agua:



Me hizo pasar unos minutos muy divertidos, con carreras entre las olas e intentonas de partir con las piedras que sobresalían. Al 20lb tuve que sacarle bastantes metros totalmente rozados.
Desde que tocó agua, salió lanzado en busca de la libertad:



Y la encontró con la primera ola que llegó, marchándose de nuevo por dónde había venido:




En una hora de pesca había pasado ya un buen rato, y el día del que disfrutaba, hacía que incluso mojarse fuese un auténtico placer.
A mi izquierda, a unos 10 minutos caminando, se encuentra otra zona que ya he probado y que me ha dado buenos resultados. Comienzo a ser tan optimista que se me cruza en la cabeza la idea de hacerme con la reina que corone esta fenomenal tarde. Hacia ese veril pongo rumbo.


El señuelo japonés continúa volando y haciendo de las suyas, y en unos cuantos lances, a pocos metros de mis pies, algo vuelve a frenar la muestra en la espuma y esta vez sí que saca algo de hilo mientras cabecea en el fondo. BINGO!!
Con mucho cuidado y "cariño" para no abrir los sensibles triples que arman el señuelo, la voy acercando y me hago con una preciosa lubina que termina por hacerme reír y exteriorizar la alegría que siento al haberla capturado y tocado tres especies diferentes y muy interesantes en apenas dos horas de pesca, en una tarde tan placentera que hasta me daba pena partir hacia el hogar. 
Como es lógico, lo intenté durante un rato más, sobre todo con popers con la intención de tentar algún escamudo en superficie, pero no hubo suerte, la tarde estaba echada y yo ya tenía lo mío.
La única nota triste, que mí Adaggio se enrocó en una piedra por chulpa de las olas y la corriente, el hilo se enredó y acabé perdiendo un paseante al que le estaba poniendo bastante fe.
En fin, habrá que hacerse con otro 125f.

martes, 20 de abril de 2010

Días buenos y días mejores, 1ª Parte.

Una ventana abierta

Volvemos a la pesca.
La semana pasada, y últimamente en estas fechas, el fuerte viento de componente sur-oeste ha hecho que la pesca desde barco haya sido imposible, y el spinning costero un auténtico coñazo, por los constantes roles de viento y la mar de fondo que no hacía presagiar buenas jornadas.
Para más desánimo, la actividad de los escamudos en esos días era baja, y de ello tuvimos constancia durante nuestra única salida a Jigging.
Sin embargo, del Sábado pasado hasta hoy mismo, se abrió una ventana de bonanza climatológica que tratamos de aprovechar en la medida de lo posible y que me posibilitó el poder disfrutar de la ya mencionada jornada jiggera y un día de spinning del que disfruté como un niño...
Intentaré resumirlo en dos capítulos, en dos entradas.
Hoy toca la primera, y si esta noche gana el Barça, cuelgo la segúnda sobre spinning ligero.

El Jigging del Sábado.

El primer día que vimos que el tiempo nos permitiría sacar "El Greca" al agua después de la resaca no lo dudamos ni un momento. Venían posteriormente días muy buenos, una bonanza terrible, pero por razones laborales ese debía ser el día, a pesar de que la ya nombrada actividad para esos días era nula.
Tengo que volver a decir que cada vez me mata más levantarme a las 4:30 de la mañana y chuparme 45 minutos de carretera. Vivo en el trasero de la isla, y a no ser que salga por el varadero del pueblo, cualquier otro punto de salida al mar me queda bastante lejos.
Cosas de la pesca creo, que hacen que las buenas jornadas y nuestros esfuerzos los valoremos más.


Total, que muy temprano estamos Pachico y servidor, acompañados por el amigo Pepe, con la intención de otra vez sondear fondos que van desde los 80 a los 150 metros de profundidad.
Primero investigamos las "sameras", unas marcas muy cómodas, en 80 metros en las que últimamente no falla la visita de alguna sama.
Unas cuantas bajadas y en poco hago que la primera captura de la mañana suba para darnos los buenos días: una bonita bicuda que no falla y muerde un Ouka (Marine Bait) que ya tenía olvidado en el bolso.
Unas cuantas más atacaron, pero por suerte hoy uso un 13/0 Sj40 de Owner,  lo que hace que el anzuelo sea muy grande para ellas y no claven bien. Hoy no queremos bicus, y mucho menos seguir destrozando anzuelos.
Durante una hora de pesca, ni idea de las samas, meros o los medres que dicen que por aquí se suelen pasar para darse el festín. Ponemos rumbo a lo profundo.


Ahora es mi tío, después de una hora sin sentir nada en esos fondos agotadores y atormentados por las corrientes submarinas, el que engancha a pocos metros del fondo. La lucha y las carreras delatan pronto al bicho y rápidamente el patrón pone en seco este loquillo, que venía clavado por un cachete y batalló más de lo que de él se esperaba.
Comenzaba a levantarse cada vez con más fuerza el viento, y los esfuerzos para poder mover correctamente hierros de 200-300 gramos cada vez se hacían más costosos, por lo que apuramos unas dos horas más a la espera del eminente reviro con la esperanza de engañar a algún que otro loquillo, pero nada de nada.
De nuevo optamos por movernos en busca de refugio del viento y fondos más someros que nos dejen descansar un poco. Ese día no sé porque, pero los brazos no estaban como deberían y como otros días suelen estar.


Volvemos a estar en territorio de espáridos y serránidos, y entre risas nos jugamos quién va a ser el primero que clave una sama. Una pasada, dos pasadas y... Pachico es el vuelve a tocar la bocina.
Ahora sube una sama, dentón, sama guachinanga... que lo eleva al podio momentáneo del día en el que estamos inmersos. De momento se descojona de nosotros: yo sólo he tocado una bicu y Pepe hoy no está en estado de gracia (tampoco es que el jigging sea su pasión, prefiere la sardina) y no ha tocado escama. El triunfador se revuelve entre el regocijo de haber triunfado la salida anterior y estar pegando duro en la de hoy.
Hay ausencia de picadas, notamos que la actividad hoy es baja y no van a haber sorpresas, a pesar de que en días como hoy en teoría nefastos, hemos terminado logrando buenas capturas.

Alto!!! Que llevan ahí??

De pronto, como esos zumbidos lejanos de un tractor, se comienza sentir una mala vibración en el ambiente y aparece a lo lejos un barco imponente, puntiagudo y con una raya en la proa que no acertamos a distinguir de qué color es. O inspección pesquera o la Guardia Civil.
Nosotros a lo nuestro hasta que ya se acercan a nosotros, dejo de pescar y comienzo a fotografiar el barco que me gustaría tener si me lo pudiese permitir:


Nos rodea, lentamente hasta ponerse a nuestra proa y comienza a efectuar la maniobra de aproximación con cuidado.

Después de comprobar que nuestras licencias de pesca están en regla, tenemos los permisos pertinentes y no incumplimos ni el número de piezas ni kilos que permite la ley, continúan su placido trayecto en busca de furtivos y malas pécoras de mar... no hay nada mejor que estar en regla y tener ningún tipo de temor.
Ojalá los viese más a menudo, eso significaría que más de uno sudase al verlos o ni siquiera sacasen el barco por no recordar como se pesca. Lo que hace la mála costumbre...

Los inhabituales

Hay días de pesca en los que las sorpresas no son mayúsculas en cuanto a tamaño, ni kilos. Hay sorpresas que son especiales y nos hacen felices por otras razones. Un cantarero, un pejeperro, una gran araña...

Nuestro día de pesca va tocando a su fin, y después de la visita de la Ley, optamos por movernos una última vez y es en ésta ocasión cuando deciden entrar en acción las arañas. 
Para el que no lo sepa, la araña es un bicho del que es mejor no saber nada ni en sueños. Es feo de narices, y encima, venenoso como sólo él puede serlo: un picotazo de una de sus espinas puede hacerle pasar el dolor más aterrador a un hombre fornido, sano y con una buena constitución. Y estas eran las arañas más grandes que había visto en la vida. De las que te mandan al hospital derechito...
A una le faltaba poco para un kilo, y la otra lo pasaba sobradamente, por lo que ni por todo el oro del mundo me la hubiese jugado a cogerlas con la mano para obtener una foto decente mientras estaban vivitas y coleando. Esperé a que estuviesen más dóciles.
Son muy feas y peligrosas, pero a su favor hay que decir que tienen una carne blanca exquisita, que a la plancha, jareadas o secas son un plato tan escaso como raro y delicioso a la vez.
Ya serian las 4 de la tarde, cuando decidimos poner rumbo a puerto ante el viento que cada vez soplaba más y más fuerte y ya empezaba a hacerse muy molesto.  
No se había dado mal la cosa, a pesar de que se notaba que algo raro pasaba en el fondo y había hecho que la ausencia de picadas fuese lo más llamativo de la jornada. Hoy ni las bicus se querían dejar mucho.
Mañana tenía prevista otra salida, esta vez con el amigo Raúl y su hermano, pero parece que el fuerte viento que se esperaba para pasado mañana ha decidido hacerse notar con todo su esplendor desde hoy mismo y fastiarnos los planes. A ver que inventamos.
Como dicen por ahí, hay más días que lentejas en el plato... aunque ahora mismo esté maldiciendo a Eolo.

lunes, 19 de abril de 2010

Pésca y Surf: compatibilidad 100%.

No va de Pesca.

Lo siento, quizás defraude, desilusione o aburra a alguno con la siguiente entrada, pero desde hace tiempo venia dándole vueltas a la cabeza con escribir un día algo distinto y que me atrajese, pero que de alguna forma guardase relación con el mar, sin por ello tener que tratar sobre pesca. Podría ser acerca de la contaminación, de las especies de interés, en peligro de extinción... Y mira por dónde, se me ha presentado la oportunidad:

La Santa, Lanzarote.
Una pequeña localidad, un pueblito marinero situado en el norte de esta preciosa isla volcánica dominada por los volcanes, el sol y el viento.
Un enclave que basa su insignificante economía en la pesca y el turismo que genera un complejo turístico-deportivo que acoge durante todo el año a deportistas de élite que escogen este punto del mapa insular como un lugar tranquilo dónde poder entrenar, descansar y practicar sus aficiones favoritas.

No he sido contratado por el Patronato de turismo, ni por la consejería ni órgano alguno relacionado con la gestión de todo el rollo que rodea al turismo, pero si pienso echar un cable desde este humilde espacio, aunque sea mínimo, a unos compañeros que recientemente han iniciado un nuevo proyecto en el pueblo y que se extiende por toda la isla.
Creo ya haber comentado en alguna ocasión que aquí, por la distancia con los núcleos urbanos más desarrollados (y la consiguiente distancia existente hasta los lugares de ocio), lo pequeño, tranquilo y en ocasiones "aburrido" que es el pueblo, cuando no tienes que trabajar ni obligaciones pendientes, el entretenimiento fuera de casa se reduce a pescar, inventarte algo...o practicar Surf. Sólo una cancha de futbol sala hace que de vez en cuando nos juntemos unos cuantos para hacer algo distinto y que alguno desoxide los huesos.

La mayor parte de los jóvenes del pueblo, de alguna manera, guardamos alguna relación con el mar: mediante la pesca, el submarinismo, el surf, el marisqueo...todos en alguna ocasión nos acercamos al líquido y salado elemento para trabajar, practicar nuestros hobbies o satisfacer nuestras necesidades culinarias.
Si nos refiriésemos a dos actividades que guarden relación con el mar en las Canarias, obligadamente tendríamos que referenciar a la pesca y el surf. Y Lanzarote es un destino mundialmente conocido para la pesca y lo que hoy acontece en este blog, el Surf.
Mi hernia discal, y las pocas ganas que ya en ocasiones me produce el meterme en el agua, hacen que deseche la posibilidad de disfrutar de muchas olas reconocidas a nivel mundial para esta práctica y me decante en cuerpo y alma por la pesca. Aún así, de vez en cuando recordamos viejos tiempos y mantengo el contacto con éste apasionante y singular mundillo.


Kalufa Surf School

Como ya he comentado, esto hoy no va de pesca, va de Surf. Por una vez voy a desvirgar mi espacio con otra afición que en su momento también marcó una parte de mi vida y dio algo de forma al carácter que posee a éste que escribe. Vamos al grano.

Los compañeros Roberto Merli y Gillermo de Juan (Rober y Willy) han iniciado, desde hace meses un nuevo proyecto en el pueblo relacionado con el Surf, a través de una escuela que ofrece servicios varios relacionados con ésta disciplina deportiva:

Evidentemente, la actividad principal en la que se basa todo esto es en los cursos que ofrecen los chicos, tanto en niveles de iniciación como avanzados. Los monitores cuentan con la imprescindible titulación de socorrismo y primeros auxilios, así como titulaciones de Juez y Monitor grado 2 homologados por la ISA (Internacional Surfing Association) y FESURF (Federación Española de Surf), lo que hace que estos cursos de iniciación no supongan grandes esfuerzos para los participantes.
Además, como complemento, la escuela participa en cursos, jornadas y otras actividades relacionadas con el mar y el surf, como son limpiezas de litoral, charlas de concienciación ambiental, cursos de socorrismo...

La escuela se encarga de todo el "lodge" que los visitantes pudiesen necesitar, como son billetes, alojamiento, transportes, material...por lo que la preocupación de los alumnos es mínima en este sentido. Kalufa se adapta a sus necesidades, haciendo que su estancia y las actividades sean totalmente  del agrado del alumno.
Aquí podemos ver a los dos monitores acompañados por sus alumnos y Gina, una perra de raza carlino que hace las delicias de pequeños y grandes.

Y hablando de pequeños y grandes: los cursos también están indicados para el público más joven, que en muchas ocasiones nos sorprenden y demuestran que no temen el mar y adoran este deporte que guarda una evidente sintonía de paz y armonía con el medio marino. En la foto, Aairán, que ya apunta buenas formas y seguro en un futuro será un gran surfer:


Como no, los entornos en los que se desarrollan los cursos son auténticos paisajes de ensueño: largas playas de arena amarilla y blanca, una temperatura ideal y como no, olas de destacado renombre mundial como son las conejeras.



Las actividades suelen durar varios días, dependiendo siempre de la disponibilidad y las exigencias de los alumnos, pero normalmente en pocos días ya estamos montados en la tabla con capacidad suficiente como para trazarla e intentar montar una tabla más corta que las de aprendizaje. En todo momento los monitores se encuentran en el agua vigilando y corrigiendo a los alumnos, y en la orilla tomando fotos y vídeos que posteriormente sirven de regalo al finalizar los cursos:

 

Puedo dar fe de que los momentos que se viven son siempre amenos, entretenidos y en los que reina siempre un ambiente sano y distendido entre los participantes y los propios monitores. Además, el contacto directo con el mar, la belleza de nuestras aguas y la adrenalina que se dispara cuando nos vemos cabalgando una buena ola, hace que merezca la pena por lo menos intentarlo. 

 


Y nada más, sólo me queda animar a cualquier interesado o curioso a que cuando visite nuestra isla, se atrevan y animen a practicar éste deporte en compañía de amigos y familiares, y cuenten con la experiencia y saber hacer de los amigos de Kalufa.

Un fuerte abrazo y un saludo a Rober y Willy, les deseo toda la suerte del mundo en un negocio tan bonito y gratificante como sufrido y costoso.
Suerte chicos.

Pd: Si por casualidad a alguien le pica el gusanillo y alguna vez le da por venirse y querer practicar está modalidad deportiva, puede, sin compromiso, ponerse en contacto con KalufaSurfSchool a través de los teléfonos 661050966 y 637068773.