jueves, 31 de diciembre de 2009

Una semana entretenida.

Buenas de nuevo. 
Antes de comenzar esta historia, me gustaria dar las gracias a todos por los comentarios y los ánimos, tanto de los que han escrito como  de  los que sólo han visitado el blogg. Las historias que vivo muchas veces las comparto con ustedes a pié del veríl, y sin esa  compañia las jornadas no serian lo mísmo. Muchas gracias.
Vamos al tema.
A veces nos quejamos demasiado del poco tiempo que disponemos para pescar o de la severa inclemencia del mar. Esto a muchos nos cabrea(a mí, por lo menos, me desquícia). Vemos durante días el mar con poca fuerza, el viento ideal, buena luna...y no podemos acercarnos a echar unos lances o salir un rato con el barco por culpa del trabajo, un lumbago, tareas pendientes.... Igualmente, otras veces sucede que disponemos de todo el tiempo del mundo para dejarnos la piel, y resulta que no hay casi litoral donde el viento o las olas no hagan impracticable la pesca horizontal o vertical. Es lo que hay.

Y claro, cuando el tiempo afloja, hay que aprovechar.Y désde la semana pasada hásta hoy, creo que lo he hecho. El tiempo nos está dando un pequeño respiro en forma del suaves vientos de este-sur-oeste(costantemente están  rolando de dirección), lo que hace que la pesca  desde orilla se pueda desarrollar en algunos lugares con garantías de dar con buenas capturas. No afloja el mar, pero por lo menos el viento nos deja divertirnos algo.
En éstos días atrás he tenido el gusto de pescar con el amigo David, un pescador de Granada, que de vez en cuando visita la isla por razones familiares. Nos conocimos en el foro "Pesca Deportiva en Canarias", y quedamos para ir de pesca cuando viniese a la isla, cosa de la que no me arrepiento. David dió sus primeros pasos hace años en esa escuela tan refinada que siempre me ha parecido la del agua dulce, recorriendo ríos y embalses detrás de los bass, lucios, truchas...De ahí pasó hace tiempo a la sal del mar, y no se le dá nada mal. Tuve el placér de disfrutar de su compañia y sus conocimientos, y como la pesca en agua dulce siempre me ha despertado una gran curiosidad, no desperdicié la oportunidad de disipar algunas dudas.
Durante dos días de pesca, recorrimos unos cuantos veriles y playas que podían darnos alguna alegría. Después de haber quedado la noche anterior y de que yo solucinara unos asuntos a primera hora de la mañana, quédo con David para conocernos en persona y salir con el coche pitando. Sin haber conversado mucho, partimos, ya habrá tiempo de hablar durante el trayecto(nos esperaba un pateo de 45 min.). Ya tenía claro donde íbamos a pescar, pero según ibamos llegando comtemplaba el estado del mar, que estaba muy tranquilo y me acordaba(tarde, demasiado tarde) de la fuerte lluvia que habia caido la noche anterior. Fuertes vientos del oeste y un chaparrón de escándalo hicieron volar antenas, romper lunas de coches, correr fuertemente algunos barrancos y producir desprendimientos. ¿Y a dónde va a parar el agua llena de barro y piedras de los barrancos? Al mar.
Pués eso, que llegando vimos como el agua embarrada había conquístado gran parte de la zona que íbamos a pescar. Decidímos movernos a una ensenada bastante protegida en la que el mar está muy tranquilo y no ha llegado el agua marrón. Además, conozco la zona y sé que las bicudas se suelen dejar ver, y de vez en cuando pejerreis y bocinegros hacen acto de presencia. Pero nada de nada, serán ya las 10 de la mañana y la cosa deja de prometer. De pronto,las agujas comienzan a atacar y tanto David como yo clavamos alguna que nos deleitan con bellos saltos fuera del agua. Vuelve a cesar la actividad y al poco otra vez David clava esta vez un pejerrei que se desanzuela sólo al poco de comenzar a pelear.
Cambio de lugar, aquí ya está todo hecho.
Continuamos con la búsqueda en coche de un lugar bueno que no esté afectado por el marrón del barro, y decidimos dárnos un pateo de 40 minutos caminando para llegar hasta un veríl que me encanta. El agua está un poco turbia, pero tiene buena pinta. El compañero sigue con el hierrito, y yo con un minnow amarillo/blanco. Nada de nada. Cambio de estrategia. Pongo un poper pequeño y no tardo en sufrir la embestida a mís piés de un pejerrei de unos dos-tres kl que hace volar el señuelo por los aires. Me enveneno al no clavarlo y sigo, y a los tres lances otro pejerrei, este de unos cinco-seis kl, vuelve a hacer volar el poper sin clavarse bién. Miro para David, que ha visto los dos atáques con cara entre amargura y asombro. Todavia hubo tiempo para otro ataque fallido al popper de éste último pejerrei.

Paro resignado, me siento a comer y descansar cinco minutos y vuelvo a lanzar a la zona donde se han producido los ataques y esta vez si que clavo algo, lo trabajo con cariño pero deprisita y pongo en tierra al pejerrei pequeño. Foto y rapidito para el agua. Decido seguir con los poppers, pero cámbio a un Roosta más grande que el Yozzury que estaba usando.
Ni cinco minutos. A por lo menos 50 metros de distancia, con la mar totalmente en calma, el otro pejerrei del que hablaba antes me brindó unas de las imagenes más bonitas que recuerdo al salir volando del agua para morder el señuelo y clavarse solo en el aire. Espectacular. David lo ha vísto, y disfruta como yo del momento. Lo trabajo poco a poco hasta ponerlo en tierra, lo desanzuelo y, desgraciadamente para mi(por la foto), cuando lo estaba reavivando se me escapó en un charco del que salió hacia el mar con la primera ola que llegó. Bién por él; esos dos pejerreis me hicieron disfrutar como un niño pequeño y a mi parecer, se merecieron el indulto. Terminamos el día con unos lances más resultado alguno y de vuelta para casa cargado de emoción y buenos recuerdos. Ataques en superficie de pejerreis a un popper no los veo todos los días, y hoy había sido un día de pesca "especial".

Tuve el gusto de pescar otra tarde con David y compartir buena conversación, pero no hubo capturas y sí alguna tímida picada a los vinilos del amigo. Él sin embargo no perdió el tiempo ningún día de los estubo por aquí y aprovechó para conocer la costa y pelear alguna bicuda y pejerrey como éste.

Antes de ayer: Un día más, he quedado con Moisés(otro spinner de la isla), para madrugar e ir de pesca. Quedamos a las seis en su casa, pero como siempre ultimamente, algo sucede y la quedada se pospone hasta las 10,30 de la mañana; ¡Las 10,30 de la mañana, con un sol que parte las piedras! Mala hora, pensamos los dos, pero como ese día el mar aflojaba bastante, nos la jugamos y decidimos ir a investigar una zona que tiene buena pinta de lubina. De camino, paramos en otra zona que ya conocemos para aprovechar el viaje y comenzamos a lanzar, y otra vez es mi compañero quién pesca con jigs y yo con minnows. Ya no nos moveremos de aquí.Nada de nada, ni una sombra. El sol no dá tregua y decido moverme y probar en los espumerios que hay a mis lados.

En unos 20 minutos de pateo no siento nada cuado de pronto, "enroco" la muestra, y lo que parecia una piedra comienza a sacar hilo con fuerza y a meterse entre las piedras y charcos del fondo. Con la caña por encima de la cabeza para no rozar el hilo y partir, recupero poco a poco con suavidad pero con prisa, estoy en mala situación si viene una serie de olas. En nada lo pongo en seco y me quedo alucinado cuando lo veo: un precioso róbalo que en la pesa dió poco más de 6 kl, el más grande que he pillado hasta ahora. La emoción y la hora pudo conmigo y practicamente no pesqué más, estaba más que contento, satisfecho y lísto para volver a casa.
Durante esta última semana he disfrutado de muchos momentos de pesca con buenos compañeros, pero tengo dos días señalados en la masa gris que tardaré en olvidar algún tiempo: el día con mar achocolatado en que dos pejerreis rabiosos se ensañaron con los señuelos de superficie y el día en el que un lubinón conejero decidió coger rumbo a la mesa de mi cocina.
Un saludo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Empezando...

Pues si que ha tardado estará pensando alguno...Si es verdad, ha tardado. Como dicen los viejos, costó parirlo.
Pero bueno, empezamos. Y comienzo este rinconcito haciendo referencia a la pesca que mayores alegrias y emociones me ha dado(como a tanta y tanta gente): el Jigging.
Van ya más de cuatro años desde que lo descubrimos, y costó hacerse, he de reconocerlo. Nunca me habia gustado la pesca a fondo, ni fondeado ni al garete. Mareaba. Y durante las tres primeras salidas a jigging, creo, dejé parte de mi estómago en el mar, para beneficio de bogas, galanas... Pero nos hicimos, a base de voluntad y buena suerte. Y algo de Biodramina.
La voluntad salia de los innumerables vídeos y articulos japoneses que todos los días descargaba y me hacian soñar con capturas hasta ahora imposibles, y la suerte la debemos al hecho de que tocamos el cielo el mísmo día que comenzamos a machacar el fondo. Samas, abades, sierras y bicudas se dejaron ver en abundancia durante nuestras primeras salidas, aquellas en las que sin marcas concretas de buenas piedras sondeabamos los fondos más conocidos en busca de tremendas sorpresas. A bordo de una Dipol Fragata 5,10 sin cabina con un Honda 50, nos embarcabamos todos los días que podiamos y que el tiempo nos permitia para desafiar al viento, olas y frio que traen los alisios. Para pegar, los señuelos han de estar en el agua. Así de simple.
Aprendía rápido, había una buena escuela con buenos maestros: Caranx.net. Allí encontré a Nicola y Mario, a los que les tengo que dar millones de gracias por toda la información y las aventuras de las que me han hecho y me hacen disfrutar. A ellos y a muchos más. GRACIAS. Yo ponia en práctica los consejos y trucos que los foreros comentaban, y en el silencio, observaba como muchos hacian viajes al tropico y volvian repletos de sueños cumplidos. Y más soñaba yo y mayores eran mis deseos por emularlos con aquellas capturas tropicales.
Ya teníamos la base: los nudos, los señuelos, los aparejos, caña y carrete. Por cierto, los equipos: comenzamos con cañas Hart "Kill Littlel Tuna" 40 lb, un Stella 20000 y un Spheros 14000 embobinados con trenza de 80lb. Para empezar,estabamos bién armados. Al poco tanto Dani, mi compañero de pesca, como yo nos haciamos con cañas Lamiglass Tp5650sj y otra Sja. La calidad se paga, pero se nota.
Realmente, estos no fueron nuestros primeros equipos.Eran mucho más chanvergas (chapuceras), como decimos por aquí. De esto hablaré en otra entrada, será entretenido.
Mientras seguia saliendo pescado; vivir en el norte de esta isla quiere decir que igual no sales con el barco en dos meses o igual te pegas una semana de bonanza pescando casi todo tipo de especies susceptibles de morder un trozo de metal. Nos empezamos a pelear con bichos grandes y malos: grandes serviolas. Aún no teniamos experiencia en este tipo de luchas, así que al principo las decepciones fueron mayúsculas. Destrozaban bajos de fluorocarbono de hasta 150lb y la espalda se resentia si te ponias duro apretando el freno y cacheteando el animal. Aún así, a las pocas semanas comenzaron a caer dumerillis de mas de 30 kl., bichos combativos que no dan tregua durante el combate y que a la mínima la lian en forma de rotura. Titanes del mar a los que con los años les he cogido el mísmo miedo a la hora de pelearlos como respeto. Son nuestros toros del mar, y están presentes todo el año, solo hay que aprender a localizarlos y ser capaces de engañarlos.
Con el tiempo y las experiencias, todos hemos acumulado libros y libros de anécdotas que guardamos en nuestras mentes, y poco a poco nos damos cuenta con los años de lo que realmente perseguimos.
Yo pensaba que solo perseguia pescado. Que si salia de pesca y no obtenia resultados en forma de pez, había fracasado. Tampoco es que se trate de encadenar dos o tres salidas sin tocar escama y no quejarse. Con los años, el jigging ha dejado de ser lo que era, como el spinning, y los bolos continuan sucediendose de vez en cuando a pesar de que uno tiene más experiencia; ¿voy por mal camino? No. Siempre han habido bolos y malos días.
Ahora, y desde hace tiempo, creo que presto más atencion a los factores que influyen o determinan la pesca que a las capturas en sí. Estudiar el medio, la técnica y el depredador en cuestión es de lo más apasionante, y si le sumas el premio de la captura, esa noche no duermes o por lo menos te cuesta conciliar el sueño.
Con el tiempo todos aprendemos a disfrutar de la verdadera esencia de la pesca con señuelos, que no es otra que la de estudiar mucho nuestro objetivo, apuntar resultados y disfrutar de las capturas todo lo posible. De las capturas y de todo lo que rodea a la pesca, que aquí en Canarias no es poco. Así lo veo yo.
Un saludo.