sábado, 24 de julio de 2010

Una ventana abierta al patio canario.

El patio canario es amplio, y variado. En el se pueden encontrar diferentes y variadas especies vegetales y animales. Es un espacio de relajación, entretenimiento y a veces, trabajo. Un lugar complejo en que muchos son los que animan la fiesta y nos visitan.
A veces se está tranquilo y placidamente pescando, pero la mayoría luchamos para mantener el equilibrio y suministrar las fuerzas. Las estancias en el patio suelen ser duraderas, aunque ultimamente nos hemos abonado a visitar el patio justo cuando hay fiesta, o creemos que la hay.

De ruta.

Hace justo dos días, el Jueves, muchos por estas islas vimos la luz. En teoría se nos presentaba un día con viento muy moderado del norte y una fuerza de olas sostenida, pero que tendería a subir a última hora.
Lo predijo y nos lo puso a huevo la página del tiempo que "nunca" se equivoca, San Windguru, y como el amigo Dani estaba de viaje por Gran canaria participando en el Campeonato de Canarias de Jiujitsu, Aarón y servidor organizaron para el día en cuestión. El objetivo, los moradores de la espuma.
El amigo está recién operado de menisco (artroscópia, pero el insiste), y decidimos coger el Suzuki Santana para inspeccionar terrenos inhabituales, playas lejanas e inaccesibles... Tendrían que habernos visto: Aarón caminando por la arena y las piedras con una muleta, y yo llevando las cañas y bolso.
Si alguien nos vio, nos debió tomar por locos enfermos de la pesca.

El día estaba inestable, muy inestable. Tanto que sobre nosotros llovía, mientras que en nuestra querida y vecina Fuerteventura radiaba el sol.
Sobre las 11,30 ya estábamos danzando por caminos de tierra en busca de lugares que llamaran nuestra atención. La zona la conocemos, pero nunca la hemos pescado como pretendemos: spinning ligero.
Después de dejar a Aarón en una punta lanzando, me dirijo hacia mi puesto, y antes de que me aleje 50 metros, ya está el amigo cantando pegada. Corro por las piedras para ayudarle, y al llegar, tiene varado este pejerrei:


Siguen dejandose ver esporádicamente los pejerreis, aunque la mayoría son de pequeño tamaño. Este se fue por dónde vino.


Triples y anillas de mantequilla.

Se tragó un Dolcce de Duel casi entero, hasta tal punto que llevaba los tres triples clavados. El primero y más cercano a la cabeza del señuelo, lo abrió completamente( anilla y triple) seguramente por culpa de las fuerzas opuestas y de la baja calidad de estos elementos.
Por suerte, con algo de delicadeza y paciencia, conseguí sacarle los triples de la boca y reavivarlo lo suficiente como para que nada más tocar el agua, saliese disparado hacia la espuma. Indultado hasta que coja más kilos.
El problema del señuelo lo solucioné colocándole los triples de un Saltiga magullado que reposa en la caja.

Dicentrarchus punctatus

Después de sacar fotos, liberar al pejerrei y dejar al compañero en su punta, me dirijo de nuevo a esa piedra desde la que me parece que hay un buen lance, prometedor por lo menos.
He colocado un Stick bait de Abu García, que la novia de Aaron le ha traído desde Irlanda, tierra de lubinas y cerveza negra.
Comienzo a lanzarlo, y me percato de que para nada lanza como los TD, Nabarone, Dolcce...pero se deja poner a una distancia suficiente, aunque algo corta. En 4-5 lances trato de comprobar como se comporta, como nada...y no lo hace mal, pero en momentos de contracorriente, tiende a salirse del agua si se le apura. Aún así, algo parece que se interesa en pequeño señuelo irlandés.

Un lance, dos lances...y entre pruebas, a los puede que cinco minutos, algo decide frenar el señuelo.
Aviso al compañero para que se percate de la pegada, y cuando vuelvo la vista al agua, veo algo que me altera y sobresalta: lo que me parece a mí una lubina, salta fuera del agua, y detrás de ella viene otra aleta que parece pejerrey. Trato de acercarla rápido, cuando siento un fuerte jalón e imagino la dentellada y el trocito de pescado que me va dejar si no me apuro. Entre todas estas, se me enreda la trenza en la puntera, y ya sólo me faltan las olas que me bañan para dejarme en una situación complicada.
Gracias a que con algo de suerte y pericia, desenredo la puntera, me pongo a resguardo y consigo varar una preciosa Baila de casi dos kilos.
Al sacarla, puedo comprobar el regalito que le ha dejado en el lomo los dientes el pejerrei:


La primera baila de año, con Stick Bait de Abu García.


Le pido a Aarón que tire unas fotos (malas por cierto, las prisas y el poco interés hacen que casi saque yo mejor las retrateras con y sin el temporizador), y mientras yo me entretengo con mi captura, él, astuto y cauteloso, sale con la muleta disparado hacia el lugar de dónde ha salido la baila. Veo como se coloca, hace un lance penoso, ni de 20 metros, y en pocas vueltas de manivela queda con la caña ligeramente arqueada. Bingo!!!
Sin muchos agobios, saca otra prima serranida:



Después de esas dos capturas, sustituí los minnows por algún poper y paseante, esperando que apareciera el pejerrei que casi me deja sin baila, pero nada quería romper en superficie, tan sólo las olas.
Estuvimos buen rato por esos veriles, hasta que decidimos movernos un poco y probar en zonas algo más someras, por fuera de las bajas...pero nada. Tan sólo el compañero pudo observar como un hermoso pejerrei perseguía el señuelo hasta las piedras, sin terminar de atacar.
Yo por mi parte, en mi persistencia detrás de los serranidos y espáridos, pude sentir un buen trancón al final de la jornada, pero sólo le dio tiempo de cabecear dos o tres veces para luego destensar la línea. En fin, que le vamos a hacer.

Las cartas estaban echadas, ya eran las 4 de la tarde y el estómago resonaba y se retorcía de la fatiga, por lo  que pusimos rumbo de nuevo hacia el hogar.

Ahora, como muchos, esperamos esa ventana que se aproxima, ese intervalo de bonanza que parece que nos dejara acercarnos a ese patio en el que jugamos, nos entretenemos y disfrutamos como niños.
A ver si estreno ya la Lami Evo 60lb con los del antifaz, que le tengo unas ganitas...


PD: Queria aprovechar también la ocasión para felicitar al amigo Daniel, que según me acaba de contar, terminó subcampeón(cinturón azul) de Canarias de Jiujitsu después de caer contra un paisano de la Granca. Enhorabuena Daniel.

lunes, 19 de julio de 2010

Nuestro querido verano.

Algo perdido sí, y ausente tal vez, pero no desaparecido.
Por culpa de una avería en el dichoso módem, llevo semanas sin poder echar un vistazo ni cuchichear por aquí.
Algo se ha hecho, pero la cosa anda triste. Muy triste.

El verano.

Si, el verano es la fecha pre-establecida en la que queremos coger vacaciones, ir a la playa, tomar el sol... Todo eso lo hacemos, sí, pero por aquí para ello hay que buscar refugio. Refugio del viento, de esos alisios gracias a los cuales no nos achicharramos (asamos de calor) con esta solajera( fuerte sol) que desde hace un mes han llegado con ganas para no marcharse seguramente hasta finales de Agosto o ya entrado Septiembre. Por si fuese poco, también la fuerza de mar barre el fondo y golpea los riscos, por lo que no nos acercamos mucho. Que nos queda "estopa" vamos.

Estos meses no suelen ser buenos para la pesca. Por una parte, el agua caliente no es buena amiga de la actividad de ciertas especies que nos interesan por aquí, y por otro lado las condiciones climatológicas no acompañan.
Sigo acercándome cuando puedo a veriles propensos, únicamente en esos momentos en los que creo que se dan las condiciones necesarias para llevarme una sorpresa. Pero lo dicho, la cosa está triste.

Una ventana en medio del temporal.

La semana pasada, justo en medio de todo este temporal de viento contante, se abrió una ventana tan insólita como inesperada. Nadie lo intuyó ni predijo.
Tarde, muy tarde(sobre las 10 de la mañana) me vine a asomar a la ventana para comprobar como el viento de la noche anterior había desaparecido, y el habitual ruido de las olas rompiendo en el bajo del Quemado casi ni se oían al romper sobre él. Se me pusieron los pelos de punta y tardé menos en desayunar que en salir disparado por la puerta con los bártulos de pesca, o sea nada.


Una suave brisa del nor-este reinaba en un día en el que muchos ya habían ocupado puestos a la hora(tardía) de mi llegada al pesquero.


Pasadas las 10,30 ya estaba lanzando en los veriles espumosos, detrás de los sargos y lubinas. Hay algo de ola, pero contenida. El viento, casi inexsistente y de espaldas. Uso la 2,50 acci. 20-50 con 15 lb de trenza. El día está ideal.
En más de dos horas de pateo nada se digna a atacar ni el Dolcce, ni el Adaggio, ni el Komomo...nada. Decido marchar para casa a descansar y ocultarme del fuerte sol hasta la tarde, en la que visitaré la zona con la marea llena. La hora buena de la mañana ya la he perdido.


Y es por la tarde, en compañía de la parienta que aprovecha para darse unos baños y tomar el sol, cuando un sargo decide atacar el Komomo.

 Curiosa la cantidad sargos que ultimamente salen. Si algo puedo confesar, es que el escenario y la dificultad que supone dar con ellos, hacen que su captura sea un disfrute y una alegría.

Ya nada más dio la tarde, pues abandoné rápido la pesca para disfrutar de los baños en los charcos y el sol. Una gozada: por un lado mi novia quedó contenta, por otro yo disfruté de la pesca y tomé apunte de nuevo pesquero.

Un pez, uno.

Es una frase de Nicola Zingarelli, el boss. Esa frase escondía más de lo que dejaba ver, y se me quedó grabada el día que la leí hace unos años en uno de sus artículos. Me cautivo de alguna forma cómo y por qué se podía y debía poner tanto ímpetu en la elección de la presa a conciencia. Un artista el boss.

A Nicola le tengo un gran respeto por ser quién es, e intento seguir las andanzas suyas y de Mario siempre que puedo, aprendiendo y satisfaciendo curiosidades, deleitándome la vista y engordando el libro de Petete.
No nos conocemos en persona, tan sólo a través del teléfono y medios virtuales( la verdad poco). Sin embargo, he oído, leído y visto durante años infinidad de opiniones, comentarios y escritos de él y sobre él. Cada uno, en casos similares al mío, se puede hacer la idea que le dé la gana de como es cada uno cuando nuestras referencias personales se ciñen a lo virtual y no al cara cara. Yo me quedo con la mía y con el pensamiento de que para bien o para mal, hay que intentar ver más allá de lo que las letras muestran en el papel, aunque dicho sea de paso que esto a mí a veces me cuesta.
Al grano que me lío...

A la mañana siguiente intuía que el día se despertaría de igual forma que el anterior, y esta vez si que no podía desaprovechar la ocasión. Lo dejé todo preparado y planeado para la mañana siguiente. Acudí al pesquero a media marea, en el momento en que los charcos quedaban a poco fondo de la superficie, en el instante en que las olas dejaban un manto blanco de espuma impecable. Puse uno de esos señuelos que creo que confunden, que imitan de alguna forma a las presas de las que se alimentan. En una hora y media de lanza y recoge, salió mi premio.
Una preciosa lubina de algo más de tres kilos, buscada a conciencia y no sin mojarme y jugarme algún resbalón, que sale a tomar el sol en mi compañía y dejarse retratar. Tengo lo que buscaba, y la verdad que la sensación de felicidad rellenó mis ansias de pescar. Un pez, sólo uno, pero que con el trabajo e ilusión que lleva detrás valia por par de ellos. Ya me podía ir tranquilo.
Como siempre, aguanté una hora más en el pesquero, pero la falta de agua ya vaticinaba retirada por mi parte.

Adiós Dolcce, Adaggio y Nabarone...

En días grises, nublados, con viento y mares...no se puede esperar que todo salga del color de rosas. Hay momentos, épocas, en la que la intuición nos dice al oído que podemos y vamos a rascar algo. En otras ocasiones nos aconseja que nos quedemos en casa, que no toquemos una caña...pero nosotros no escuchamos, o nos hacemos los "suecos"...

En tres días, he perdido tres de mis comodines. Tres señuelos que me iban muy bien y que ahora, en tiempos de crisis, se suman a los señuelos, trenzas, anillas...que tenia pendiente adquirir. Eso sin contar con la Lamiglass Evo15lb, la nueva Jigrex de Shimano o una Jigging Master para el Accu, unos caprichos que aún tengo pendientes. Hay madre...
En fin, que seguiremos rascándonos los bolsillos.