viernes, 24 de diciembre de 2010

Escama, poca.

Están siendo semanas duras. Días y días en los que el viento del oeste primero y ahora del norte se han compinchado con el mar para hacernos la vida imposible a los que practicamos el lanza y recoge.
Para practicar jigging no hay problema, pero de nuevo en esto me encuentro en dique seco a la espera de poder cuadrar un día con los compañeros, especialmente con Pachico, a bordo del Greca. Con suerte, los atunes tienen que estar al caer.

Bolo, bolo y más bolo.

La semana pasada y esta hemos tenido días de muerte. Y digo de muerte no por las capturas, si no más bien por la paliza, las fatigas y el esfuerzo. Días de amanecidas y trabajo tanto en superficie como bajo de ella y que no llegaron a dar ni el más mínimo fruto.


Todo vino acontecido debido a una salida en solitario días atrás buscando a los rezagados dorados. Ya pensaba que no estarían, pero tuve el gusto de batallar mi último ejemplar: durante 10 minutos tuve un macho enganchado que pasaría los 6/7 kl, y que me lo hizo pasar un rato de muerte. Tanto que la fortuna pensó que ya era suficiente y que ese explendido bicho merecía marcharse por dónde había venido, y justo a un metro de la piedra, ya para varar, se suelta... Me lo tomé como una deuda por los pobres que se han ido con pircings, bicheros clavados, señuelos colgando...
Después de esto sólo han venido días de sarna, de mal fario... jornadas interminables acechados por un sol implacable en el que la suerte no era nuestra. Dorados, pejerreys, bicudas y agujas nos han ganado la partida estas semanas después de varios encuentros con ellos.

Algo nuevo

Este año algo ha cambiado. Se han juntado muchos factores difíciles de resumir y hemos dado una vuelta de tuerca.
En resumidas cuentas: adiós a los Aile magnets, Cristal minnow, Segunda, Saltiga, Tamentais, Rubbers... Ahora están en segundo plano, esperando siempre su momento.

Si, algo ha cambiado y le pego más tanto a la superficie como a lo ligero, con todo lo que ello conlleva (ligereza y potencia no se repelen como algunos piensan). Y tanto que incluso los compañeros me pelean al ver que me pego horas abobado viendo las posibilidades de natación que se le pueden dar a un chisme en superficie. El movimiento, las ondulaciones, la concentración, la espera del ataque... todo esto supera a los tradicionales señuelos usados habitualmente, y sólo los señuelos que suelo usar para las lubis superan o igualan en tecnicismos y concentración a stickbaits y cacharros de superficie en general.
Otras veces me pelean por empecinarme con meterme en la espuma con el agua por la cintura a pasar frió, mientras trato de mover correctamente Nabarones, Max Raps, Komomos, Saltigas... Algo diferente supongo.
Ya hacia tiempo que movía algo por ahí arriba (digamos que 20% superficie, 80% señuelos nadadores): algún poper, ranger, paseante...pero una cañas de 2,70 y 3 metros y unas acciones inadecuadas hacían que esto no terminase de llenarme. Era incomodo, pero sabia que tenia magia, y que ofrecía posibilidades diferentes a lo que ya llevaba años haciendo. Hasta que llegó la Kenai.


Con esta vara puedo lanzar al quinto pino cacharros desde los 20 hasta los 60gr sin problemas, algo más incluso, por lo que puedo seguir lanzando los trastos de siempre, ganando en ligereza, potencia y comodidad. Con ella llegaron también un montón de juguetes: Roostas de Halco, Mr. Joe de Sert, Habanos de Alle´s Lures...aparte de una Chest Back y Dry Back. De los señuelos poco o nada puedo decir que ya no se sepa (para eso ya están otros más experimentados): pata negra dentro del mercado "europeo asequible" que ya había probado y tenia ganas de volver a tener. Y el bolso, sencillamente, es de lo más práctico y resistente, pues se puede llevar a modo de bolso de almacenaje y trasporte de señuelos (más de 15 he llegado a llevar yo) llevándolo tipo mochila-bandolera o como bolso para vadear colgado del pecho. Hecho en materiales de alta calidad, impermeable y con salidas de agua en caso de inmersión. Una de las cosas que más me gusta, es que se pueden acoplar tubos de Hp bastante grandes y gordos como para meter señuelos tipo los Habano, Dumbell o Polaris, voluminosos y largos...tanto dentro del bolso como pegados con velcro en un cinto. Normalmente estos no caben en ningún bolso de trasporte de señuelos.

Habanos, Mr Joe, Dumbell, Hidro Pencil, Hidro poper, Saltiga... trastos de superficie para entretenerse y esperar a que se abran las aguas. La Chest Back, un bolso hecho para el agua y el sol.

Ya sé que es complicado, y que trabajar en superficie es poco fructífero en cuanto a capturas. Muchos ya sabemos de la extraña aversión que sienten la mayoría de las especies que habitan las Canarias por subir a superficie a hincarle el diente a uno de estos cacharros, todo lo contrario que sucede por ejemplo en lugares de la península como el Mediterráneo. Aquí no les motiva tanto. Además, su uso en estos lares está muy restringido debido al viento y el mar.
¿Porqué abandonar entonces los señuelos y las cañas con las que hasta ahora me ha ido bien? Por aburrimiento tal vez. Cansa hacer siempre lo mismo, pescar lo mismo de igual forma...y sobre todo infravalorar las posibilidades de equipos más selectivos y a veces ligeros y aparentemente más endebles.
Cierto es que seguramente nuestras presas prefieren la mayoría de las veces un minnow algo realista (en forma, natación o colores), pero la cosa trata de usar en cada momento hierros, señuelos nadadores o de superficie según las necesidades y sin discriminaciones por causa que no sea la inefectividad.

Esta semana, gracias al compañero Jose Chinesteta, han llegado 4 bichitos más de superficie, made in Mediterráneo, artesanales y bien estudiados para pejerreis y palometones, aunque seguro que ninguno de nuestros habituales comensales les hacen ascos:

Chineslaiders de superficie, Fanglers y Habanos en 30 y 45gr. También la Dry Back, una mochila amplia e impermeable en el que la cámara de fotos, la comida, documentación y demás están a buen recaudo.

2 Chineslaiders flotantes y 2 Fanglers con los que me he quedado alucinado. Es increíble la capacidad creativa de Jose. Los colores, la forma, y sobre todo la natación es espectacular. Si los acabados son perfectos, la facilidad con la que se mueven los paseantes Chinesteta es tremenda. Se lanzan al quinto pino sin esfuerzos y tanto haciendo un walking pausado como continuado y ligero(con variantes) los paseantes se comportan de forma estupenda. Un acierto, y unos señuelos que agradezco tener en el bolso. Ahora echo de menos un Chineslaider hundido color Chiri, un modelo con tonos muy bonitos.
Los Fanglers sin embargo son algo que deseaba desde hace tiempo debido a su capacidad de volar por fuera del agua, dando saltos y nadando tipo ranger. La idea viene de EEUU y Australia, dónde son muy usados y ofrecen capturas espectaculares.
Pongo el link de su web y el blog, pero creo que ya es suficientemente conocido y tenemos facilmente acceso a toda la información de sus señuelos en la web. Además, es un crack como persona y no tiene problemas en enrollarse una hora para explicarte dudas y consultas. Un abrazo maestro.



En fin, esta claro que como no pesco pues me entretengo caminando, probando señuelos y sacando fotos. Tengo algo más con lo que entreterme: una Ilictium 2,40 acci. 10-30 con la que seguro me lo paso pipa este año nuevo con lubis y sargos. Un Exage 2500Fc, con 15lb de trenza (10 lb no hay disponible aquí) será su compañero. Ya queda definido el equipo de trabajo semi-duro, y el equipo ligero.

Me dejo de hablar que me enrollo, y vuelvo al veril esta tarde a intentarlo de nuevo. Espero que los bolos den por fin paso a un ratito de diversión. Ya contaremos.
Saludos, y Felices Fiestas.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Casi tropical, 100% en superficie.

Al igual que en los nortes españoles, a las Afortunadas también ha llegado el frío, la lluvia y el viento. La nieve queda reservada y restringida a las islas más occidentales y con mayores elevaciones montañosas, en nuestro caso volcánicas. Hay un "fresco" del carajo, ha llegado el primer temporal del invierno y ahora esperamos a que se calmen las aguas. Pero antes del temporal, hubo calma.
Una calma que creo que todos aprovecharon en este archipiélago y que en parte yo me perdí. Pero sólo en parte.

Fuerza, velocidad, espectáculo, belleza...

Todas estas son cualidades que cualquier pescador desea que desarrolle la pieza que quiere, o tiene enganchada.
Aquí en Canarias, haberlos los hay, pero no es mentira eso que cuentan de que cada día esta más complicado, que esto no es como antes, y que a día de hoy tienes que tener bastante suerte, y conocer, para hacerte con piezas interesantes.
Este año, además de los esporádicos petos, meros, dumerillis, rivolianas y samas XL, han entrado en abundancia los dorados.

Se supone que estos animales se acercan a principios de otoño a nuestras costas, pero este año como decíamos en la entrada anterior, ha sido sorprendente, por el número y el tamaño. Ni se acercaban tantos, ni tan grandes.
Antes de empezar con las batallitas, sólo me enrollare algo más para decir que son animales que sobresaltan el corazón cuando aparecen tras las muestras con ese azul turquesa, que suben la adrenalina hasta límites insospechados cuando sacan decenas y decenas de metros del carrete, mientras tratan de safarse del señuelo con imponentes y repetidos saltos. Incluso el momento de la varada es crítico debido a la tremenda viveza que demuestran, teniendo en cuenta nuestros característicos riscos y terreno volcánico. Vamos, que entre pejerrei de 12 kl, y dorado de 6, estoy ahí ahí...
En fin, que nos lo han echo pasar en grande, y hemos aprendido y disfrutado de algo nuevo. Entiendo, muy minimamente, lo que ha de ser el trópico puro y duro... No tardare.

Antes del baile.

Me perdí el día más importante, ese en que no se movía ni una hoja y los paseantes, popers y pencils podían ser manejados al antojo. El día que esperaba. Pero tuve que trabajar. Corrieron, y me hicieron llegar las nuevas sobre lo acontecido aquel día por parte del amigo Daniel, por lo que esa misma noche ya teniamos todo preparado para un día "full" de spinning.

A las 6 de la mañana del día siguiente ya estábamos en el pesquero, el amigo Daniel y el que escribe. Hoy compartimos veril con Oliver y Nauzet, spiners y amigos. 4 cañas montadas con señuelos de superficie, y una con un minnow de reserva. Hay algo más de fuerza y brisa, pero está ideal.
Sabemos que los dorados no suelen hacer acto de presencia tan temprano, por lo que nos ponemos manos a la obra tras sierras, bicudas y pejerreis, que de momento no se dejan sentir con notoriedad desde hace meses, al menos por mi parte.
La primera picada, y sorpresa de la mañana, la produce esta aguja que no se cortó en hincarle el diente a un Habano de 45gr.
Divertidas las agujas con sus carreras y ataques fallidos en superficie, ultimamente no fallan a la cita mañanera, a la que se presentan abundantes y hermosos ejemplares.
Seguimos lanzando ya clareado el día, esperando que pasen por allí los animales de turno, cuando un eléctrico animal se abalanza a un Roosta que acababa de colocar.


Un inhabitual, un bonito (que me corrijan si me equivoco) se deja querer por el poper y sale a ver la luz del día y dejarse retratar. Algo que me resulta muy extraño, es que se arrimen tanto a tierra, será la carnada imagino, pero ni hemos detectado cantidades de ésta cerca de la costa, ni en los buches de las presas hemos encontrado nada llamativo.
Otra cosa. Ven el triple delantero que está colgando...pues por la estupidez de querer sacarme la foto con el señuelo, y aprovechar sus colores y los del pez para hacer la retratera más colorida, un segundo después de esa instantánea ya estaba yo enganchado en mi dedo índice. Menos mal que el anzuelo entró y salió limpiamente, clavando sólo piel tipo pircing. Serenidad, y cuerpo a tierra para aguantar a un animal que no paraba de dar eléctricos coletazos...con mi dedo enganchado. Nada, alicates, un cortito, cinta en el dedo...y a pescar. Eso sí, que nadie me pelee ya que nunca había cometido esta osadía, ni la volveré a cometer. Otra lección aprendida, que espero nadie olvide.

La locura.

Después de recapacitar sobre lo sucedido con mi dedo, aguantar sermones y desayunar, continuamos lanzando con fuerza cacharros de superficie esperando a que algún rayo azul rompa el agua. Nada durante par de horas.
Nauzet decide poner rumbo a otra piedra cercana, a unos 200 metros. Todo un acierto.
A los 15 minutos lo oímos silbar, llamando nuestra atención. Vemos la caña doblada durante varios segundos, pero no sabemos lo que es, por lo que permanecemos en nuestro sitio. Un salto nos desvela su naturaleza. Han llegado los dorados.
Oliver corre para lanzar a la mantada, y ayudar al compañero en la varar, y Dani y yo decidimos quedarnos esperando a que pasen por delante nuestra, que sabemos que lo harán. Nada más llegar Oliver dónde se ha inaugurado la fiesta, queda pegado, y nos llama agitando las manos.
A todas estas, Dani ha hecho un nudo en la bobina, y yo con los pelos de punta, echo a correr a toda leche dónde los compañeros ya están peleando a los azules. Ya habrán pasado unos 5 minutos...
Nada más llegar, lanzo muy lejos el Roosta y en la recogida sufro dos embestidas, una de ellas tremenda, pero que se acaban soltando. Ahora Dani ya está a mi lado, hacemos sendos lances y vemos como varios animales corren en superficie detrás de las muestras, dando coletazos y abriendo aguas. Quedamos los dos pegados con sendos bíchos, y ahora los 4 estamos trabajando, aguantando carreras, saltos, y pasando un vía crucis con los continuos cruzes de lineas. ADRENALINA.


No digo más, por que podría estar escribiendo horas sobre las sensaciones, secuencias y recuerdos de cada una de las pasadas que dieron los bichos; mejor dejo algunas fotos..
En esta primera pasada, salieron tres azulones, uno para Dani, otro para Oliver y otro para mí.

Para Dani, durante la primera pasada, este dorado de 8 kl. 

Disfrutó el compañero como un enano con las carreras del animalito...


Aún estamos asombrados de como los ejemplares medianos, suelen desarrollar en ocasiones batallas tremendamente duras. En riscos, y con equipos ligeros, se disfruta, pero también se pasa mal en ocasiones por la ansiedad y el miedo a perder nuestra deseada pieza. Lo mejor, calma.
El mío:

Precioso animal de 9,5 kl.

Aún me falta la experiencia con los palometones y petos desde tierra, pero de momento, creo que si hay un ranking de especies deseadas a nivel nacional, esta está en 1º o 2º lugar. Desarrollan tremendas carreras y saltos acrobáticos, son duros durante la pelea... y para finalizar, son preciosos, con tonos azules turquesa , plata y verdes brillantes, acompañados de puntos azules y negros. Todo un trofeo. Los petos y palometones serán también duros combatientes, pero no desprenden esa belleza e interés(que no quiere decir que igualmente no los desee).


Falta la retratera del animal de Oliver, que lamentablemente no salió correctamente, pero valga la pena decir que de grande, era como el mío...

Par de horas más, y de nuevo los azules hicieron presencia, provocando el caos entre el personal. En ésta ocasión únicamente fue Nauzet el que sacó su pieza, los demás vimos como una y otra vez los animales se desanzuelaban, a consecuencia seguramente de la mala clavada que se producía al atacar a los popers, que volaban y saltaban por la superficie a toda mecha.

La foto no es muy "ortodoxa", pero si representativa...Lo importante fue lo que disfrutó.

Ya llegado el mediodía seguíamos lanzando, y se nota la diferencia entre la caña corta y la larga para estos menesteres. Estar 6 horas lanzando cacharros de más de 40 gr sin parar, cansa, y a mí ya se me estaba cargando el hombro, y engomando la muñeca.
Necesito urgentemente un carrete con ratio alto. Mi preferencia es el Stradic /Twin Power 5000 Hg, pero el problema es que no lo encuentro por más que busco. Reconozco que soy poco amañado con el tema de las tiendas on-line, por lo que si alguien tiene pistas, son de agradecer si me las hacen llegar.

Seguimos, tercera pasada.
Pasado el mediodía, después de reponer fuerzas con almuerzo y baño incluido, volvíamos a encontrarnos cara a cara con otro bando de dorados, unos 10 más o menos. Volvíamos a estar todos pegados de nuevo, y otra vez se sucedían las clavadas y perdidas de animales. A Nauzet se le fue un lebrancho justo cuando estaba para varar, y yo perdí un hermoso ejemplar totalmente plateado justo cuando sintió el acero del bichero.
Partió el último tramo, y se soltó de la muestra. A esto ya le hemos puesto solución introduciendo un naylon de 150lb dentro del tubo, sujetando el anzuelo a la base del bichero. Aún así, este fue un acto, y una circunstancia que me partió el alma y aún hoy en día es tema de conversación y penuria. Aunque haya sido un sólo "fallo" en mucho tiempo, me rompe el corazón pensar como murió ese esplendido rayo plateado.
Por el contrario, los otros dos compañeros repetían con sendos dorados, el de Dani muy parecido al primero, y el de Oliver creo que algo más pequeño.


Poco más nos dio el día, pese a que aguantamos esperando una cuarta pasada. Con los brazos destrozados, pero muy contentos, recogimos los bártulos y salimos para casa. El día estaba hecho y lo habíamos disfrutado como niños chicos.
La única pena y remordimiento, era el haber perdido aquel ejemplar que seguramente a esa hora ya hubiese muerto, o estaría agonizando por mi culpa. Eso y el haber perdido los únicos dos Roosta que me quedaban de reserva, y que ahora de nuevo hay que mandar a pedir. Así seguro aprovecho y me hago con algún otro cacharrito. Los Jugulos de Molix dicen que pescan, además de ser tremendamente bonitos.

Ahora resguardense del frío y abriguense, que anda la gripe rondando las puertas de las casas para instaurarse. Eso y buena pesca, si el temporal lo permite.
Saludos a todos/as.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Sube y baja... lanza y recoge.

Gracias a que el "aleteo" de las pardelas ha terminado.
Impulsadas por el hambre, la ausencia de sus progenitores y el instinto, se lanzan al mar para emprender la cadena reproductiva. Ahora se agrupan en "guarderías" por decenas, cientos y miles de individuos, en alta mar, para poco a poco, iniciar la migración.
Por mi parte ya ha terminado el trabajo de vigilancia y protección nocturna, y puedo disfrutar algo más de tiempo, y por consiguiente, ir a pescar.

Imagen tomada en una guardería de pardelas.

Los problemas los tienen ahora estas aves en alta mar y en sus lugares de destino. Han dejado atrás a pardeleros armados con bicheros y hurones, para ahora enfrentarse a escopetas, jámos (sacaderas) y tirachinas(y sin contar a palangreros y arrastreros). Espero que no sean muchas las que caigan en los leitos de los barcos, y dentro de unos dos o tres años vuelvan a los riscos que las vieron nacer.

El sube y baja.

La semana pasada hubo jigging. Ya eran semanas, meses sin tocar un hierro y las ganas no cabían dentro de mí. No hubo mucho, pero si que nos lo pasamos bien Pachico y el que escribe, a bordo de la embarcación "Greca", una semirrigida BWA de la cada día estoy más enamorado. Pocas embarcaciones son más adecuadas para practicar jigging y spinning en Canarias.

Como digo no hubo mucho, unos cuantos trancones al amanecer fue todo hasta mitad de mañana, momento en el que decidí coger la caña de spinning.
Fue gracias a mi cabezoneria que terminamos divirtiéndonos un buen rato. Quería llevar una vara de spinning, por si entraban los dorados, o dábamos con pescado en superficie (cosa inhabitual normalmente, pero que suele ocurrir justo cuando no llevas cañas de lanzado), pero el patrón no estaba muy convencido de ocupar otro cañero más. Menos mal que insistí.
Total, que mientras el seguía dejándose se la espalda con gusto, a mí me dio por lanzar mientras bromeaba con el pegadon que iba a tener, cuando...sucedió exactamente eso. El señuelo se frena, la caña se dobla y comienza a salir hilo con rabia hacia el fondo. Me ha cogido en fuera de juego, y al tratar de calibrar el freno, se suelta... Me deja mal, pero reanima mis ganas de lanzar.

Sigo con lo mío cuando la sonda comienza a marcar algo en superficie. La primera en salir es una bicuda de 5 kl, para luego seguirla otras 2 más entre picadas varias. Lanzando a tres metros del barco, dando dos vueltas de manivela, ya estabas echándote unas risas con el equipo ligero.
Veo a Pachico que me observa, y decido prestarle la caña de spinning, para poner en seco otras tres larguiruchas antes de que una de ellas corte la trenza y nos deje sin el único señuelo color natural que llevábamos en el barco.
La última captura de ese periodo de actividad fue una sierra que decidió tirarse a un jig, corto color sardina en la batimetría de los 120 metros, confundiendo al personal sobre su verdadera naturaleza.
Dos dorados, de unos 6/7 kl, aparecieron también para ver que pasaba por allí, y ambos, en sendas carreras y saltos, terminaron por desanzuelarse y abrir el triple que portaba mi jigcast. Esto si que me deja muy mal, y casi en depresión. No se puede ir a la guerra con una escopeta de feria... Siento que he perdido mi oportunidad con los dorados.

Pero las sorpresas no habían terminado. En uno de esos garetes agobiantes en el cantíl de los 130 metros, mientras dábamos los últimos coletazos para poner rumbo a puerto, primero el patrón, y luego yo, clavamos en seco. El ha clavado en el fondo, y yo he tenido dos ataques a mitad de agua, siendo el segundo el certero. Nada más comenzar la primera carrera, sé que el bicho que está al otro lado, es inhabitual, esporádico... Sus elecricos cabezazos me recuerdan a los listados grandes del pasado invierno, que hicieron nuestras delicias en superficie.
Dudo por la inexperiencia, pero tengo claro a que familia del folklore pertenece:


Precioso tuna de unos 5 kl para mí, y otro algo más pequeño para mi tío Pachico. Según dicen, no son épocas para estos bichos, que por lo visto y según cuentan se están dejando ver en las últimas salidas.
A partir de ese momento, ya con el sol en lo alto, comienza nuestra retirada rumbo a puerto. Sinceramente, no se dio lo que esperaba, ni para lo bueno ni lo malo, cosa que no está mal del todo...

El lanza y recoge...

Estoy como un niño el día de reyes. Ha llegado por fin mi Lamiglass Kenai Pro Spin(1324s) 2´60, acción 14-60- Una caña rápida y cortita que principalmente estará destinada a la superficie, y al spinning embarcado.
Junto a la caña ha llegado una Dryback y Chestback(Hpa), Habanos de Alle´s Lures, Mr Joe, Roosta... unos cuantos jugetes que por gentileza del Boss Zingarelli ahora podemos disfrutar por aquí. En la próxima entrada nos meteremos más con las impresiones, pero de antemano ya digo que fueron inmejorables.

Antes de ayer tuvo su estreno en territorio de prácticas, con un pejerrei corriendo y saltando detrás de un habano chartreuse, y ayer oficialmente ya puse a prueba el equipo en territorio ostíl, con resultados inmejorables. Lo que me estaba perdiendo yo con esta caña. Gracias Paolo y Nicola.

Ayer, como un niño pequeño, cargado de cacharros de superficie y la caña nueva, nos plantamos el amigo Daniel y yo en pesquero no muy frecuentado por nosotros.
Existe por aquí la fiebre del dorado. No sé si se debe al cambio climático, a la presencia de carnada o vaya uno a saber, que los encontramos en grandes bandos por casi toda la geografía, y parece que muchos se han encargado de retransmitirlo hasta por la radio. Aún estando en tu piedra a las 6 de la mañana, ya hay 10 personas ocupándola, dos pescando y 8 esperando a que pase el bando y alguien los avise. Entonces, todos en pie y a lanzar. Menudo spinning...

Total, que el amigo y yo nos vamos al lado opuesto de la isla, justo dónde creemos que pueden estar estos pelágicos y no la marabunta oportunista de pescadores spingoneros de temporada. Que bien me ha quedado, jejej..
Al clarear el día ya estamos lanzando, Dani con señuelos nadadores y yo en superficie probando el equipo y los cacharros nuevos.
La caña, acompañada del Twin Power 4000 y con 30lb de Tuffline, lanza al quinto pino. La probé ese día con rangos de peso de entre 25 y 50 gr, y fue de escandalo. Lanzadora, ligera, cómoda y guerrera.

Los habanos en 45gr. recibieron las primeras dentelladas por parte de agujas, bicudas y sierras, pero ninguna clavó correctamente en los circle hooks que portaban(creo que los usaré sólo en señuelos hundidos para lubis y sargos, o en escenarios específicos de pejerrei y palometones con paseantes, aunque aún estoy por probar y probar), probablemente por la poca anchura de sus mandíbulas . Tras ellos el Mr Joe también tuvo sus ataques, sin llegar a clavar.
Mientras, Dani ya había sacado una sierra para animarse la mañana.
A mitad de mañana tuvimos nuestras primeras persecuciones de dorados; siluetas azules color turquesa que corrían detrás de las muestras, hasta que el compañero toca la campana:


Veo como el animal comienza a sacar hilo con carreras y saltos de película, mientras Dani, lo trabaja correctamente. En par de minutos lo pone en tierra, para deleite de mi cámara y satisfacción del compañero.
Fotos y más fotos para el recuerdo de nuestro spinning isleño:


Dorado de más de 9 kl al que después de unas horas le siguió un pejerrei de 2 kl, que tratamos de oxigenar y reanimar...

Antes de soltar una presa, tenemos que comprobar que no tiene heridas de consideración en agallas, garganta...luego debemos tomarnos algo de tiempo para oxigenarlo correctamente con agua directa del mar, no estancada de un charco.

Me sigue pareciendo increíble como algunos todavía te miran con cara de loco cuando te ven soltar, y fografiar un pez.

Finalmente se soltó por dónde había venido. Sigo teniendo la esperanza de que crezcan, se reproduzcan y sigan dándonos alegrías durante más tiempo. Muchos deberían tomar ejemplo(no mío, si no de todo aquel que tenga sentido común), y dejarse de lloriquear tanto con que si no hay pescado, que si ya no come, que si está quemado, que si los profesionales...Luego lo bonito es ver como cargan de dorados dos kilos y pejerreis de tres cuartas. Lo de siempre, vamos!

Ahora me tocaba a mí. Con un Roosta ya había tenido dos ataques de pejerrei, pero tan sólo uno llegó a correr 10 metros para luego soltarse. Me concentraba recogiendo y viendo como nadaba, hasta que otro rayo azul se colocó detrás de la muestra para tomarlo y salir disparado mar adentro, sacando hilo del TP por decenas. Esa carrera, y los preciosos saltos que le sucedieron, fueron su perdición.


Un hermoso dorado de 6 kl se apuntaba a mi lista de capturas, y me sacaba de alguna forma la espinita que llevaba clavada desde la última salida a jigging. Son preciosos estos animales, y es envidiable la fuerza que desarrollan en el agua. Bichos duros y combativos, hechos al infierno y la bravura del océano.



Y así terminó el día, con diversas capturas, muchas anécdotas y batallitas que contar y un dolor de hombro y muñeca del carajo debido a la poca costumbre de trabajar cacharros semi-pesados en superficie durante horas.

Ahora ha llegado de nuevo el endemoniado alisio y las fuerzas de invierno, a las que en realidad le doy las gracias para que mantengan alejados a tanto depredador y esquilmador de los veriles habituales, esos en los que parece que cada mañana se hace una fiesta y todos están invitados. Esto me empieza a recordar a historias y batallas de costas lejanas. La fiebre, mala como ella sola, ha llegado, aunque sea oportunista y de temporada.
En fin, seguiremos buscando la tranquilidad, y rehuyendo de las bervenas pesqueras.
Abriguense, y resguardense del frío.
Saludos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Viendo la luz.

Este se puede decir que ha sido mi peor fin de verano en cuanto a pesca se refiere en varios años atrás.
He sufrido algún tipo de "apalancamiento" moral, motivado básica y únicamente por el hecho de que este año mi cuerpo no se ha adaptado correctamente a las largas horas de trabajo nocturno, que ha hecho que mi motivación se resienta notoriamente.
Pero bueno, entre una cosa y la otra, vamos saliendo del túnel y hemos vuelto a ponernos las pilas. La verdad que eran muchas cosas, y a veces uno se lía y de tantas cosas que queremos hacer, adquirir, hablar, colgar... terminamos no haciendo nada.

Carretes, cañas, señuelos...

Tenia pendiente la adquisición de un Twin Power 5000Hg, que al final terminó concretándose en un 4000Fc, a la espera de que llegue el Hg desde EEUU.
Por otro lado queria arreglar la Beast Master 3,00 con la que suelo pescar. El mango de corcho es una porquería y decidí cambiarlo por eva, sin tocar el portacarretes.
Finalmente llevaba tiempo tramando para hacerme con una Lamiglass Kenai Pro de 2,60, acción 30-70. La tengo pensada para pescar en superficie, y junto con los Habano de Allés Lures y algunos trastos que quiero pedirle al compañero Chinesteta, espero que este mes que viene esté todo por aquí. El Hg ya sabemos a que vara se lo voy a adjudicar.

Shimano Twin Power 4000Fc. Lo tengo pensado para la Beast Master, y para un futuro no muy lejano light jigging. También estuve pensando en Stradic, Saragosa, Certate, Catalina y Seagate, todos en High Gear.


Vuelta al veril.

Como decía anteriormente, casi me he pegado un mes sin tocar una caña, y tuvo que ser un amigo el que me sacara de casa y me animase a darme una vuelta por los veriles.
Fue Moisés, un viejo amigo con el que hacia tiempo que no departía buenos ratos, con quien me puse a dar varazos en un día en el que aunque el viento era bueno, todavía quedaba resaca de mar de fondo y había que andarse con ojo. El había amanecido en otro puesto, y después de varias horas de varazos, se pasó por mi casa para raptarme y probar por otros lados...

Sobre las 12 del mediodia, a esa hora que le parece tan inusual a muchas personas( y con razón), estábamos el grandullón (es enorme) y servidor llegando al veril. Me situo primero en una punta que conozco bien, y mientras lanzo veo a Moisés como se coloca en otra punta en la que tiene muchas posibilidades de llevarse un buen golpe con las olas. Le comento que se coloque unos metros mas allá, en otra ensenada, y que lance a la espuma que hay allí...
Sigo lanzando y recogiendo, veo como efectúa el primer lance con un jig y en par de vueltas de manivela y acción endiablada, queda pegado. Y yo con cara de "ehh??!!


A esto se le llama llegar y tocar el santo. Buena sierra para el compañero.
.
Tras una bonita pelea, durante la que vemos otros compañeros de bando del escamudo y yo trato de engañar a algún otro sin éxito, consigue poner en seco una preciosa sierra de 4/5 kl, gorda y peleona. La capturas nos enciende, y tras varios lances más, vuelvo a mi sitio en busca de suerte.
Vuelvo a ver como el compañero se sitúa, y de reojo veo como hace un lance, dos, y al tercero... de nuevo tiene con la caña doblada.
Vuelve a repetir con las sierras, esta algo más pequeña, y yo vuelvo a su puesto a lanzar mientras sacamos fotos y comentamos el ataque, que se ha producido mientras bajaba el jig, errando el ataque varias veces antes de tomar la muestra.
Aguantamos dos horas más de implacable solajera, pero ya no se produjeron más ataques. En menos de 10 minutos el compañero se resarció del bolo que se había llevado por la mañana, después de haber amanecido en otro veril.

Bolo tras bolo.

Después de ese día que pase con el amigo Moisés, he estado otros tres días pateando a ratos por las piedras, tratando de engañar algún pejerrey, sierra...y comprobando si las lubis están por dónde suelen dejarse ver. Con los primeros no ha habido suerte, he tenido algún ataque incluso a mis pies, pero por desgracia no he terminado de clavar en condiciones.
Con las segundas, sencillamente, ni las he visto. Tampoco he estado mucho detrás de ellas, pero algo me dice que el agua aún no está para ellas.


En fin, que hemos vuelto a los vaivenes del spinning costero, ese que promete un buen otoño-invierno con los habituales comensales de nuestras muestras, y esos palometones con los que este año si espero tener algún encontronazo.
En cuanto al jigging, eso es algo que casi tengo olvidado, y no por que uno quiera, si no más bien por que es tremendamente difícil cuadrar mis días libres con los de los compañeros y los días de pesca. Haber si alguien se apiada de mi en breve y me deja echarme a la mar. Pachico, Raúl, Dani... rescatenme de las sombras!!

Realmente, después de más de un mes sin tocar una caña y pasearme por los veriles, he vuelto a recordar y disfrutar de esos momentos tranquilos y solitarios, en los que me evado de problemas e inquietudes, y me sumerjo en pensamientos surreales mientras espero a que se frene en seco la muestra.
Igual que antes, he agradecido enormemente el estar cerca del mar, oler el salitre, el marisco...escuchar a los bisbitas, ver como las últimas pardelas de la temporada llegan a tierra para alimentar por ultima vez a su pollo, bajo un atardecer que con colores y formas cautivan la vista y renuevan el alma... Como dice el anuncio: Esto no tiene precio, para todo lo demás, Master Card.



Bueno, me despido hasta otra, espero que pronto y tocando escama por fin. Ya son varios los bolos sufridos, y creo que ya toca.
Ahora tiro como una escopeta para el trabajo, que ficho a las 10,30 y no está la cosa para fallarle a la maquinita.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Un póco hoy, y otro poquito mañana.

Entre pardelas.
Estamos de vuelta.
Ha comenzado la temporada de vigilancia para la Pardela cenicienta (Calonectris diomedea), las cuales llevan ya unos meses anidando y criando los pollos que tanto interés despierta entre la población más vieja de esta zona del archipiélago, junto con otros jóvenes que no terminan de comprender que eso no es caviar y simplemente se trata de un vestigio del pasado provocado por las hambrunas, y poco tiene que ver con el manjar que muchos quieren ver en las pobres pardelas. Al loro, que cada pieza que te pillan, suponen 6.000€. Hagan cálculos a ver si merece la pena jugársela por un bicho que sabe a sardina o anchoa salada.
Total, que las noches las tengo ocupadas en caminar por el volcán, vigilar y disfrutar de un entorno tan estéril como lleno de vida oculta, a veces realmente asombrosa. Por si fuese poco, el ritmo del sueño y el alimenticio, los tengo revirados como una morena, por lo que el día casi lo empleo al completo en descansar, tareas domésticas y pesca. Poco tiempo estoy encontrando para meterle mano al Blogg.
Eso sí, este abandono no se repite.

En estas semanas de ausencia, las pescas se han sucedido como siempre a cuenta gotas, un ratito hoy y otro mañana, habiendo disfrutado plenamente de la pesca durante cuatro jornadas, dos de puro jigging y otras dos compartidas entre spinning y jigging.
No ha salido mucha escama en cada una de esas salidas, pero si que las capturas han estado de muy buen ver. Pasen y vean.


Tras los titanes. Spinning y Jigging embarcados.

El primero de estos días, lo dedicamos el amigo Daniel y servidor para tentar a los esos titanes que llevamos esperando desde el invierno: serviola dumerilli. Desde que el agua empezó a calentar, no hemos tenido más encuentros con ellos, y según nuestra experiencia, esta es época para encontrarnos de nuevo en el ruedo. Además, algún compañero ya nos había comentado algún roce con ellos.
Salimos a media mañana, con un mar totalmente en calma y un sol de penitencia. Al llegar al puesto, las esperanzas crecieron tras comprobar como algo en el fondo apelotona carnada en superficie, pero no hierve, por lo que decidimos probar con jigs xl y otros de casting en búsca de una posible frenada, pero nada parece estar por la labor.
Después de un buen rato y algo de desesperación, montamos ambas cañas de spinning, y en dos lances, primero quedo yo pegado y detrás el compañero. En cuestión de 15 minutos sacamos 2 sierras y dos bicudas, y después, vuelta al parón. Con el sol sobre la cabeza, rumbo a puerto que hay más días que lentejas.



Los malos hacen acto de presencia.

Maldita sea. Por que!!!!???
Porqué tuve que quedarme en tierra. Porqué me tocó trabajar esos días...
Bueno, sarna con gusto no pica, pero si escuece algo.
La cuestión es que al día siguiente, temprano pero sin madrugar, Dani se iba para la bella Isla de La Graciosa, nuestra octava, y yo estaba invitado para pescar y si podía, disfrutar un su compañia como invitado en el hogar que el amigo tiene por allá.
Me negué. Maldita sea la hora. Tenía que trabajar al día siguiente, y no estaba muy motivado por diversas razones. Total, que puedo decir. Mejor les dejo las imagenes y me guardo mis remordimientos.

De camino, sólo tocó dos marcas. Una con fuertes caídas, rondando los 80-90 metros, que en poco cae a los 200...y se pierde, y otra más relajada, un comedero casi plano sobre los 60-70 metros. Primera parada, primera pieza:


Una preciosa negrita de casi cuatro kl. ataca y le hace pasar según contó el protagonista unos momentos entretenidos, con sus carreras y cabezazos de costumbre. Es tremenda la sangre que tienen estos animalitos.
Seguramente un buen rato estuvo intentando engañar al papa o la mamá, pero por lo que parece no fue buena idea y decidió cambiar a fóndos más someros, terrenos submarinos en los que anteriormente hemos tenido precedentes de serránidos y espáridos(meros, abades y samas).
No cambia de hierro, Dani no es de variar mucho de señuelo y en unas cuantas derivas, se sucede un primer ataque que no termina de clavar, y en la segunda bajada...


Un hermoso abade con colores y manchas muy llamativas sale para terminar de alegrarle la mañana al compañero. Ya sólo le quedaba poner rumbo a la octava para descansar y disfrutar de ese paraíso, pero por lo visto el niño aún se las tenía entre manos. La vuelta iba a ser mejor que la ida.

A la mañana siguiente, sondeando de nuevo sobre fondos que caen a los abismos, me cuanta el amigo que ve como se refleja en la pantalla la carnada que se puede ver en superficie bastante apelotonada, y justo detrás de ella, unos puntos compactos de menos tamaño. La picada más cantada que ha tenido.

La caña se dobla bruscamente, se clava. Puede recordar a un mero de 15-20 kl que engulle un jig a dos metros del fondo, pero en este caso a mitad de agua. Ni para ti ni para él. Eso hasta el momento en que el animal que deseas en cada salida pone la 6ª en dirección al fondo mientras tú sólo puedes calibrar correctamente el freno del carrete, aguantar la caña con tanta decisión como delicadeza, y rezar. Rezar para que en una de esas arrancadas imparables no reviente un bajo de fluorocarbono de 120-150 lb contra el marisco. Este es nuestro trópico particular. Ojalá podamos en breve tocar animales de aguas más calientes, pero de momento y como no queda otra, nos entretenemos con esto:

Si se fijan detalladamente, se aprecian los raspones en los cachetes que se infringen contra las piedras en su desesperada lucha por safarse del señuelo. Uno de esos golpes contra el fondo suele tocar el bajo...

Serviola Dumerilli de casi 20 kl, luchadora y que tuvo al compañero más de 10 minutos peleando al otro lado de la línea. Nervios, fatigas, prisas... Hay un momento del juego en el que la cosa ya no pinta graciosa, ni entretenida. Hay un momento en el que nos duele la espalda, se cargan los antebrazos, las piernas tiemblan y no sabemos si terminaremos la faena maldiciendo o tocando las castañuelas. Este era de tamaño contenido, pero los hay muy duros.
A Dani le tocó hacer sonar las castañuelas, y por experiencia propia, ese momento es de lo más excitante. Enhorabuena campeón.
Cabe decir que otra pegada tuvo el señor, pero tras varios minutos de violenta pelea el animal se terminó desanzuelando y volviendo a los fondos del mar, seguramente a contarle a los colegas que eso que sube y baja de colores, pica. Otro resabiado.


Maldita Bocayna.

La Bocayna es el estrecho que una nuestra querida Lanzarote con su hermana Fuerteventura, un canal con fondos escasos en cuanto a relieves abruptos y generalmente dominado por fuertes corrientes y vientos. Pescar allí no es costumbre, creo que tan sólo habré mojado señuelos dos veces que yo recuerde por esos fondos, pero sí que hay que atravesarlo si queremos visitar a nuestra querida Maxorata, y claro, uno nunca sabe lo que se puede encontrar a la vuelta.

La última salida declara como jigera puramente, la realizamos a bordo del Greca, la semirrigida de Pachico, que llevaba en dique seco desde el pasado certamen Rubicón Fishing Jigging Record. Mi idea era, como no y después de haberme perdido la dumerillis sesion, la de ir tras ellos al mismo territorio de días atrás, minimizando la cantidad de capturas, seleccionándolas a priori y ahorrando muchos litros de combustible. La idea de mi tío y Dani era la de navegar hasta Fuerteventura, tocando marcas en dirección sur, y como la idea no me desagradaba y eran 2x1, no rechiste. He de decir que este tipo de viajes nunca son cortos, se sale amaneciendo y se vuelve al anochecer. Todo el día pescando, haya viento, sol o calma chicha (bonanza total). Realmente, por mucho que se sufra, se disfruta.
Ese día soplaba algo de viento, con intenciones de subir minimamente a última hora según las predicciones, las cuales fallaron estrepitosamente. Ni la actividad era la pronosticada, ni el viento era el que auguraban las entendidas webs meteorológicas.
Total, que a la hora en que el cuerpo pide el almuerzo, nosotros no habíamos tocado más que tres tristes bicudas. Nos movimos por territorio de meros, comederos de samas y abades, cantiles detrás de medregales y jureles... tocamos todos los fondos sin obtener los resultados que esperábamos de ese día. Hasta que llegó la hora de comer.

En una de esas bajadas por el cantíl de los 130 metros, ese que sube bruscamente por una pared vertical, y haciendo bailar el que escribe un Keitan de 250gr. , conseguí provocar la curiosidad de un loquillo típico, de esos pequeños y peleones que no pudo evitar atacar la daga que subía y bajaba:


Mientras yo me apuraba en subirlo, los compañeros igualmente tuvieron sus picadas, pero no terminaron de clavar, por lo que la remontada era obligatoria. Desgraciadamente para mí, en la primera bajada se me formó un nudo terrible en la trenza a la altura del bajo, por lo que tuve que picar y volver a anudar. Ese fue mi momento fatídico.
Mientras yo trataba de hacer correctamente y con prisas un sencillo all-bright, el personal sufrió varias picadas en las dos remontadas que se hicieron en mi ausencia, con dos/tres bajadas en cada una de ellas. Pachico perdió un buen peje, que puso el Stella 8000 y la jigwrex200 a prueba durante unos largos segundos, mientras Dani lograba hacerse con un jurel de más de 4 kl. que por lo menos amenizaba nuestro triste balance de capturas.


La actividad desapareció tan rápido como cuando hizo acto de presencia. Para cuando yo ya estaba listo, tan sólo tuve tiempo de sentir otro jalón que no se terminó de concretar en forma de captura.
Lo que sí apareció poco a poco y con fuerza fue el viento, que ya nos avecinaba lo que nos esperaba a la vuelta: agua, viento y saltos. Llevar ropa de agua y entender esta modalidad como algo tan relajante y sufrido a la vez, ya es normal. No se imaginan la paliza que nos llevamos. Volveremos si, pero dentro de un tiempo...
De camino, he insistiendo levemente en alguna marca, terminamos la jornada con otras dos bicudas, que ya ponían punto y final a nuestra visita, dejando ya nuestra mente puesta en el largo camino que nos quedaba hasta el hogar, unas 30 millas...


Última sesión.

El último día que nos embarcamos, el último en que toqué una caña, fue el pasado sábado. Dani, Aarón y este que intenta contarlo lo mejor que puede, pusieron rumbo a la mar con la idea de hacer un poco de jigging y bastante spinning.
Primero probamos con los hierros, tocando fondos suaves y poco destructivos para los brazos detrás de los medres, sin suerte para ninguno. Navegamos a lo profundo y después de colocarnos en un cantíl que hace meses que no tocamos, Dani y servidor tenemos varias picadas que no clavan. Sólo una bicuda, que engorda mi cruz con estas larguiruchas, sale para alegrarme el día y destrozar el assist.

Mientras, Aarón coloca un Benthos recién salido del paquete, ni se molesta en cambiar el anzuelo feo que trae de fábrica y en par de bajadas, canta picada con el viejo Spheros 14000 y la Hart 40lb. que le he prestado mientras ponen a punto su Accu665. En pocos minutos tiene a bordo una de esas samas que ya hecho de menos por su ausencia. Pasada la primavera, será esperar a que el agua enfrie y buscarlas en otras zonas.
Ya por la tarde y en tierra, nos pusimos en marcha para darle esta vez meneo a las cañas de spinning, en territorio de pejerreis y lubinas. Sobre las 4 de la tarde estábamos los tres, codo con codo en un pesquero que siempre nos depara buenas sorpresas en cada visita.

Comenzamos lanzando minnows y algún cacharro de superficie por mi parte, pero el viento dificulta tanto su uso que rápidamente desistí a favor de los primeros.
Fue Aarón el primero en sentir la caña doblada, con un pejerrey que a mitad de lucha y en un espectacular salto se safó de los triples. Tras otro rato lanzando, y después de que el que escribe dejase el enésimo señuelo en un baja con la que tengo una relación digamos difícil, de nuevo Aarón vuelve a cantar picada. Desde la distancia, y mientras armo mi caña, observo la batalla y los saltos de un pejerrei que a ojo no bajaba de los 7 kl. Fue una pena ver como después de haberlo vencido y trabajado hasta la orilla, éste terminaba por desprenderse del engaño, con algo más de esfuerzo que su anterior compañero.

Habría pasado ya una hora, y entre la ausencia de actividad, las perdidas sufridas y el viento que aumentaba, los ánimos fueron decayendo. Como remedio al pesimismo que me rondaba, decidí colocar un Walkrap que ya tenia olvidado en la riñonera, pero que por su peso y acción me permitia trabajarlo medio-adecuadamente en algunos tramos de su paseo. Y fue en uno de esos tramos dónde se rompió la monotonía en superficie:


Una lubina se ha dejado seducir por el paseante y estalla a flor de agua, dejandome ver mitad de cuerpo en el salto. Una lubina que alegra la tarde y hace que se animen los ánimos del personal, que sigue lanzando minnows acompañados de mi paseante. Para nada tanto cacharro, pues nada más se dejó ver por aquellos lares.

En fin, que esto es lo que han dado estas semanas. Capturas variadas, unas más grandes que otras, pero todas con un inmenso trabajo y ganas detrás de cada una.
Ahora toca de nuevo esperar a las bonanzas que se esperan para esta semana que viene. Mientras, seguiremos liados con las jornadas laborales nocturnas entre esos pájaros amenazados, esos que evitamos que los furtivos se lleven sin tener en cuenta si son madres, padres, pollos o simplemente una bola de pelos.

Nos vemos, esta vez sí, pronto.

jueves, 5 de agosto de 2010

Divertido, muy divertido. 3 Días.

Seguimos en nuestro periplo anual de viento y resaca. Esto no para. Y si lo hace, es para engañarte u ofrecerte un breve espacio de tiempo que obligadamente debemos aprovechar. No todos los días uno se puede acercar al veril, y mientras esperamos tiempos más suaves y estables, seguimos aprovechando esas eventuales ventanas.

1º Día: Éxtasis.

Temprano estábamos el miércoles pasado los tres caminado por las piedras, Dani, Aarón y el que escribe, ansiosos por llegar y comenzar a lanzar en un día que como pronosticaba el Windguru, se presentaba con viento moderado N y una fuerza de mar escasa.
Nada más llegar, Aarón y servidor nos posicionamos codo con codo y a los pocos lances quedo pegado con un buen pejerrei que tan sólo se deja ver en un salto tras el que se desprende del señuelo. Mala suerte para mí, pero la cosa me anima.
Llega Dani y se sitúa en una punta cercana, y mientras continuo lanzando, al poco tiempo, veo como dobla su caña y me llama pidiendo ayuda para vararlo.
Después de cinco minutos de pelea con un pejerrei de unos 4 kl en unos riscos de espanto, el bicho se termina soltando en el último de los segundos, justo con la ola que debía haberlo puesto en seco. Lo más doloroso fue ver como se llevaba el señuelo bien clavado en la boca. Ahora decae el ánimo, pero poco dura.
Nada durante una hora, hasta que el señorito engancha otro y esta vez, sin mucha complicación, lo pone en seco con la ayuda de las olas:

Bonito pejerrei que abrió una jornada inolvidable.

Continuamos lanzando, ahora soy yo que el que se mueve y decide probar suerte en otra punta, y deja a los compañeros lanzando codo con codo. Después de unos 30 minutos trabajando un Bounder, decido pasar a un minnow, y es entonces cuando se produce uno de los ataques más emocionantes y poco previstos que he tenido:

Lanzo con fuerza el señuelo, pero este se enreda con los triples en el bajo y vuela poco, apenas 25 metros. Veo como cae y flota, y decido recogerlo "volando" para volver a lanzar, y es en el primer movimiento que hace el señuelo en superficie(no se podía hundir al estar enredado) cuando una sombra aparece detrás. Reacciono muy bien pese a exsaltarme, recojo a toda leche el señuelo, haciendo que vuele por encima del agua, y provocando una increíble persecución hasta pié del veril, hasta que toma la muestra y dobla mi caña. Alucinante, la alegría alarga mi sonrisa. Los compañeros me observan y en unos cinco minutos consigo poner en seco un deseado carángido de buen porte; algo más de 5 kl.

Llega el turno de Aarón, pero la sarna hoy también se ceba con él, y tras trabajar con otro buen pejerrei durante un rato, este termina soltándose de los triples y se marcha por dónde vino.

Tras otra hora lanzando en vano, los chicos deciden poner rumbo al coche para comer y descansar, mientras yo decido quedarme y probar suerte. Son las 2 de la tarde y el cansancio ya se deja notar. No veo futuro ya en esto, por lo que igualmente pongo rumbo al coche, pero es mientras camino en solitario, cuando paso por al lado de un veril que me llama la atención. Lo veo ideal, y pienso que puede haber una sorpresa si lanzo, pero desisto tras un minuto observando y sigo caminando. Me vuelvo a detener y vuelvo a observar el pesquero; dios mío, es que me está diciendo al oído: lanza, aquí estoy... Son tantos los remordimientos que me dan si no pruebo, que finalmente decido dejar mi pejerrey en la sombra, coloco un Max Rap a estrenar y en el primer lance, a dos vueltas de manivela, sale mi sorpresa, ese bichito que me susurraba al oído:


Una hermosa lubina, que por kilera que fuera me dejo con tan buen sabor de boca que desperdicié unos valiosos minutos sacándole la correspondiente retratera.
Vuelvo al lugar de la captura, hago un buen lance y nada frena el señuelo, pero veo como una lubina enorme persigue el señuelo sin llegar a tomarlo. Se me encoge el corazón, y en vez de hacer un lance corto, hago llegar el señuelo tras la ola que rompe y de nuevo a las pocas vueltas de carrete la caña se dobla, esta vez considerablemente. Durante la brega veo como Dani se asoma por un risco lejano, y comienzo a gritar para alertarlos de la presencia activa de los serránidos. En par de minutos y tras una preciosa pelea, logro vencer a una hermosa lubina que casi llega a los 5 kl. Jústo antes ve vararla, veo como la acompañan otros 4/5 ejemplares más, lo cuál ya me deja totalmente exaltado ante la situación.


Mientras la desanzuelo, veo como Dani corre por las piedras para llegar lo antes posible, y yo tampoco pierdo tiempo y vuelvo corriendo a la orilla. Tres lances y de nuevo me encuentro bregando otro serránido, éste más pequeño pero igualmente de buen porte. Estoy asfixiado de las carreras y la emoción, pero disfruto y le gano la pelea:

La pobre estuvo a punto de ser engullida por algún pejerrei, que le dejó la cola algo "pelada". Dani llega al lugar, y tras echar unas fotos, se sitúa y observo como al segundo lance también él queda pegado con la caña bien doblada. Increíble.
Aarón, el pobre y con la muleta a cuestas, consigue llegar también mientras Dani disfruta de lo lindo sólo a pié de veril y pone en seco otra hermosa lubina de algo más de 4,5 kl:

Preciosos bichos que no pararon de alegrarnos la tarde.


La situación era sencillamente increíble: unas condiciones inmejorables, los serránidos muy activos y buena gente alrededor. Ahora ya nos encontrábamos los tres codo con codo, moviendonos a lo largo de la zona en la que se producían los continuos ataques. Dani volvía a repetir con otra lubina peleona, luchadora...muy luchadora:


Ya sólo faltaba el compañero Aarón por enganchar una, pero comenzaron a pasar los minutos mientras nos percatábamos de que la actividad había descendido. Nos moviamos de un lado a otro ansiosos por volver a sentir esa frenada tan bruta que infringen estos serránidos. Y claro, fué Aarón el que esta vez se topó con el ogro. Algo a atacado al "irlandes", como apodamos cariñosamente a un yerk-bait que su novia le trajo de Irlanda. La caña se doble terrorificamente, y sále hilo sin cesar. Nos quedamos perplejos y especulamos con un pejerrei o palometón de muy buen porte. Sinceramente, núnca había vísto una caña de spinning tan doblada, pese a haber sacado yo mísmo animales de más de 12kl y presenciado buenas batallas. Unos 15-20 minutos duró la lucha, lo jústo para que el animal cortase con los dientes el bajo de 40 lb. Una muy buena pelea que terminó ganando el escamudo para su desgracia...
La cuestión es que esta perdida nos dejó muy deprimidos, sobre todo a Aarón.
Pero la mar y la suerte a veces también son algo jústas, y aún hubo tiempo para que el chico se sacase la espinita con una buena lubina. Todos acabamos tocando escama.
Para cerrar esa tarde mágica, a última hora y cuando el pesquero ya parecia que no daria nada más, otra lubina decidió volver a ensañarse con uno de mis señuelos.


Vaya tarde. Jústo en el momento en que pensabamos tomar la retirada como la mejor opción, la simple casualidad de echar un lance hizo que gozaramos de una gran jornada.
7 lubinas (2 para Dani, 1 para Aarón y 4 para mí) y dos pejerreis fué lo que dió de sí un día del que aún seguimos hablando. Una tarde que sirvió para planificar nuestro segundo día de pesca a conciencia...


2º Día: De recuerdo.

Al día siguiente, con algo más de viento y fuerza de olas, decidimos probar de nuevo repitiendo el plan del día anterior, en aquella zona que tan bien habia estado horas atrás. Como el viento venia en aumento, y tan sólo habíamos tenido un ataque de pejerrei a un señuelo de Dani, decidimos abandonar el lanza y recoge para probar con las viejas mientras la marea cojia ese punto ideal que observe el día anterior.
La verdad es que no se dió mal, pues cada uno lograriamos capturar unas 10-13 viejas, algunas pasando sobradamente el kl de peso. Para los que aún no las han pescado con cañas de spinning, sólo les puedo decir una cosa: si el fóndo lo permite, animense, las sensaciones son increibles.

Pues bien, habiendo terminado de pescar viejas, de nuevo me quedo sólo en los riscos dándo unos lances tras los carángidos, mientras los compañeros parten a tentar las lubis. Me quedo un ráto, pero en unos 30 minutos no veo vida en el mar, por lo que igualmente pongo rúmbo mientras repongo fuerzas con alimento.

Al llegar con los amigos y comenzar a lanzar señuelos ligeros, compruebo que el viento no acompaña, y es en ese momento en que decido cambiarlo por otro de mayor peso cuando la caña de Dani se dobla...múcho. Tanto que tras unos minutos de brega, le comento al compañero que tenemos un buen "arretranco" enganchado. Tras unos minutos y no sin apuros, Dani pone en seco la lubina más gorda que mis ojos han presenciado en directo.
Es muy dificil ver un bícho de estos y con este porte por estos lares, por lo que ralmente he de decir que la sorpresa y la alegria fuá mayúscula:

Buén peje el del compañero. No se pudo pesar ya que esa mísma noche cayo en un caldo de pescado con gófio y mojo, pero la opinión general de algunos pescadores sobre su peso al cogerla era de 8/9 kl. Quizás más , quizás ménos. Da igual, es un "trofeo" que ni se imaginan lo que nos hizo disfrutar.

Sesión de retrateras (hay otras mejores, pero cantan múcho), palabras de enhorabuena y de nuevo los tres a pié del veril. Ya se nota que la actividad no es la de ayer, las condiones han empeorado y el frío hace mella en nuestros huesos.
Pasamos otra hora y media lanzando, hasta que tengo la suerte de que otro serránido habitual de la espuma se apodere de mi señuelo:


Me siento reventado, cansado...pero muy satisfecho. Continuamos lanzando otra hora, hasta que vemos que ya la cosa no pínta bien y es mejor opción volver a casa para descansar y darse una ducha reponedora que quíte el salitre que tenemos pegado en la cara. Mañana será otro día.


3º Día: en declibe.

Este último día nos acercamos de nuevo al lugar más por aburrimiento que por convicción. El viento ese día soplaba bastante, era molesto para lanzar señuelos y pescar la vieja, y por si fuese póco, la marea no cuadraba bién como para poder atacar correctamente a las lubis.
Se hizo lo que se pudo por mi parte: lo intenté durante buen rato y a primera hora de la mañana tras los pejerreis, con un viento de lado tan incomodo que hacer trabajar el minnow más sencillo era cosa dificil. Nada. Cero.
Puedo decir que mientras los chicos pescaban la vieja (trataban), yo me dediqué unas cuantas horas a sacar fotos por el lugar, probando las funciones de la Nikon que aún me son desconocidas.

Hubo tiempo para las lubis, para que los compañeros tentaran a la suerte durante un ráto. Yo veia como se estaba poniendo la cosa désde un zóco y pensaba que finalmente ese seria un día de bolo, y no se iba a tocar escama.
Y como siempre, antes de irnos, dos pejes decidieron atacar los señuelos del amigo Daniel. Primero una lubina, la decima que capturábamos en esos días, y luego un pejerrei de esos que se dedicaba a atemorizar en las espumas al personal.


Un día flojo de acción, muy condicionado por la meteorología, pero que finalmente pasó a formar parte de un trío de días tremendamente entretenidos.
En fín, que ahora volvemos a guardar reposo mientras esperamos que de nuevo el viento de trégua y nos permita, sobre todo, volver a explorar piedras profundas con esos hierros que suben y bajan y tánto nos gustan. Estamos a la espera.