martes, 25 de mayo de 2010

Sobre todo alisios.

El planning...

El fin de semana se avecinaba de otra forma. En principio las paginas dedicadasa la meorología pronosticaban una bonanza terrible: mar de fondo nula y un viento moderado ideal para visitar pesqueros que son intratables a lo largo del año. Los planes ya estaban hechos, los anzuelos afilados y los señuelos listos.
La idea que teníamos era la de aprovechar el Domingo haciendo un poco de jigging y spinning en la semirrígida del amigo Aarón. Tenemos en mente unas piedras de abades que hace tiempo no tocamos y de camino nos podemos también permitir hacer un poco de spinning para entretenernos más si cabe. Ese era el plan con el de La Asomada.
Por otro lado, con Dani barajábamos la posibilidad de coger la mochila, una caseta de campaña, sacos, aceite, un camping gas (junto con otros elementos indispensables como cuchillo, malla de acero, pan, latas de conserva, jamonilla... lo básico en una acampada) y los equipos de pesca para pasar la noche del Domigo y el Lúnes caminando y pescando. Estamos acostumbrados a las acampadas estilo pesca-supervivencia, y gozamos cada vez que tenemos la oportunidad de estar en contacto directo con el medio, sin bombillas, televisión ni ruidos de ningún tipo. Finalmente no pudimos cumplir el plan, una lástima, pero también una decisión correcta pues la meteorología nos iba a jugar una mala pasada y no era plan de que ésta nos pillase desprevenidos. Había que aprovechar antes de que entraran los alisios.
Jigging, Spinning?? Jigcasting!!                  
El Domingo ya estábamos Aarón y servidor en el agua a las 7 de la mañana.
Después de llegar al primer puesto de jigging que se sitúa sobre los 80 metros de fondo, y no sentir nada durante una hora, vamos tocando piedras que nos llaman la atención de camino a ese puesto de abades que pretendemos pescar. El viento es bueno, la marea viene llenando y el agua está bastante clara, por lo que tenemos ilusiones y ganas de pasar un buen rato.
Los primeros momentos en ese pesquero fueron tan tensos como aburridos.
Durante unas horas le pusimos empeño, probando en todas las marcas de la zona e incluso haciendo algo de spinning costero en busca de cualquier pez que nos diera algo de acción. Un desastre.
Compaginar Spinning y Jigging, un acierto.                   
Ya me había dicho algún local de varadero esa mañana que no era un buendía de pesca, que la actividad no era buena. Pero como para eso soy algo escéptico y he hecho buenas jornadas en esos días, no hice mucho caso. Chismosos... al final tienen razón y no vamos a tocar escama...
Ya eran las 12 del mediodía y no se sabía nada de los bíchos. Decidimos poner rumbo a casa para ir tocando a la vuelta, y se me ocurre proponerle al amigo visitar una zona de difícil acceso desde tierra en la que sé que hay vida. Vamos a darle la última esperanza al spinning embarcado.
Lo que son las cosas, nada más llegar comienzan a producirse ataques de las bicudas; tres suben a vernos y muchas vienen tras los señuelos, pero extremadamente poco activas. A mi lado comienza a levantarse carnada y presiento actividad en el fondo. Es Aarón el primero que pone un jig-cucharilla que se revela como killer y no perdona a las bicus, mientras yo me quedo rezagado con los minnows y decido probar con paseantes.
Le sugiero al compañero, que aún está en fase de aprendizaje y no ha terminado de engancharse a esto de los señuelos(hoy lo hará y me dará una paliza), que deje caer el trozo de hierro hasta el fondo, y lo trabaje como un jig.
Una vuelta, dos vueltas...y pegado! Ahora la vara se doble bastante, suena la chicharra con otras notas y se presiente animal más peleón. Una lucha divertida,  y Aarón sube desde los 30 metros de fondo una sierra que no se quería perder la fiesta que había en el agua.
Ya no puedo más, saco otro jig minúsculo y copio al compañero, que sigue enredado con las bicudas. También dejo caer hasta el fondo, y voy "barriendo" en busca de la frenada. Y esta llega, pero se suelta y me deja la baratija de triple que trae el señuelo abierta como una jarea. Mea culpa...
Mientras, de nuevo el compañero engancha en el fondo y sube una negrita pequeña pero peleona, de esas que te hacen pensar que traes un bicho más contundente:
Tras este, muchos compañeros suyos subieron hasta el mismo casco detrás de los señuelos como ellos suelen hacer, sin llegar a decidirse finalmente a atacar, y cuando lo hacían, siempre en el fondo, por desgracia para nosotros se soltaban. Otro día volveré más preparado y con la mente puesta en ellos.
Curioso, pero cierto, de nuevo la constancia y las ganas de pescar fueron nuestro aliado, dando sus frutos en apenas una hora y media, después de haber pasado una mañana entera machacándonos los brazos inútilmente con el jigging. En ese rato logramos embarcar y liberar 9 bicudas,(6 para Aarón y 3 para mí) una sierra y ese esporádico medregal que ponía la guinda a un día tan raro como entretenido.
Raro por la actividad y porque se empezaba a notar una brisa no prevista del nor-este...
Alisios y pesca           
- Pesca y alisios?, deberías de haberlo titulado "Alisios y pesca", porque esto no es normal...
- La verdad que sí, cuando no estamos pescando, estamos aguantando temporal... 
- Habrá que ponerle voluntad...
- Jejej, la verdad que sí, habrá que ponerle voluntad... no nos queda otra.
Es parte de una conversación de Dani y servidor estos días, mientras nos quejábamos amargamente de como había cambiado el tiempo para mal nuestro, con un viento que en ocasiones se hizo inaguantable.
Esto es lo que nos encontramos al llegar. La cosa fue cada vez a más...              
Desechada la opción camping-pesca, decidimos levantarnos temprano el Lunes y dirigirnos a una zona cercana. Una suave brisa del norte avecina temporal y parece que las predicciones eran erróneas y el fuerte viento hará pronto acto de presencia en nuestras costas.
Las primeras horas de la mañana trascurren tranquilas y aburridas, sólo un pejerrey ha saltado bajo nuestros pies, errando el ataque y marchándose por dónde ha venido para no dejarse ver más. Nos movemos por todo el veril, vamos lanzando aquí y allá hasta que cerca del medio día por fin se rompe la monotonía.
Algo ataca el señuelo pero falla, le imprimo velocidad y al llegar bajo mis pies un rayo plateado apresa el señuelo y sale disparado en paralelo al veril, rozando y sacando hilo con fuerza.
Después de breves momentos de lucha y nervios (me encuentro en un veril de los catalogados difíciles y peligrosos), pongo en seco un hermoso pejerrey:
Como es normal, esta captura nos sube un poco la moral, que ya estaba por los suelos después de una mañana tímida en acción, y obtenemos recompensa enganchando otros dos buenos bichos por parte de Dani, pero que después de breves momentos de lucha acaban cortando ambos el bajo de 40 lb. Se huele el mosqueo en la zona, comienzan a sonar las tripas y decidimos ir a casa para almorzar y descansar un poco. Aún nos queda la marea vacía de la tarde.
Dos horas después, de nuevo en el veril y ya acompañados por la bajamar, volvemos a movernos por la zona y es esta vez Dani el que me avisa y reclama mi ayuda.
Cuando llego, está luchando con una bonita sierra, que vende cara su vida luchando en la pared del veril y aprovecha la fuerte subida y bajada de las olas para ponérselo difícil al compañero.
Parece que los habituales están patrullando el veril, en un día en el que el viento cada vez va a más y parece que también quiere ser protagonista.
Seguimos moviéndonos por la zona, cuando hacen acto de presencia un bando de pejereys que persiguen los señuelos una y otra vez, pero no se determinan a atacar.
Durante unos 30 minutos nos mantenemos en el sitio, insistiendo hasta que de nuevo a mis pies se frena el señuelo, aguanto la embestida y sin mucho esfuerzo pongo en seco uno de esos pejereys que se mostraban recelosos y que finalmente acabó sucumbiendo ante el instinto:
De los otros compañeros del carángido, ni idea, ya no aparecieron más y sólo algún tímido ataque nos mantuvo otro rato en aquel puesto.
Después de un baño y reponer fuerzas con algo de alimento, decidimos movernos de nuevo hacia una zona que nunca hemos visitado y parece prometer.
Al primer lance, clavo en seco y nada más comenzar a sonar la chicharra, se suelta. La cosa promete, y a los pocos minutos es Dani el que tiene otro ataque a sus pies de un gran pejerrey que no clava y nos deja de lo más exaltados al pensar que hay buenos bichos rondando esta baja.
Unos cuantos cañonazos más y de nuevo canto picada a unos cuantos metros de las piedras. Lo dejo que corra, que se canse y se deje la vida corriendo mar adentro, eso me facilitará luego el trabajarlo cerca de las piedras. La caña se dobla bastante y el bicho pelea en el fondo, lo que nos hace pensar en un buen animalito, y este comienza ahora a correr de nuevo en paralelo a la pared del veril, comprometiendo en ocasiones la integridad del Powerpro 40lb. Tras alguna peripecia, hago que suba a superficie para que se deje ver la cara y resulta ser otra sierra peleona y entradita en carnes, que una vez puesta en seco nos sorprende por la batalla que ha dado, habiendo logrado confundirnos.
Eso fue todo lo que nos deparó un día muy entretenido, caluroso y en el que el viento finalmente hizo que nos decidiéramos por volver a casa cansados y quemados por el sol con las pílas cargadas para unos cuantos días..
Han sido dos jornadas de pesca, una dedicada al jigging en el que finalmente el jig-casting nos salvó del bolo e hizo que nos divirtiésemos como enanos, y otra acompañado por el hermanito Dani de la realmente disfrutamos como nos gusta, sin mucha gente a nuestro alrededor y con la cabeza puesta sólo en eso, en la pesca.
Ahora, toca Alisios...

jueves, 20 de mayo de 2010

Así nos va.

Recuerdo que hace tiempo alguien me preguntó, entre risas, como era que había puesto en la descripción de mi perfil la frase "con ganas de darle una patada en el trasero al mundo y múchos de sus habitantes".
Podía parecer arrogante, incluso puede que demasiado presuntuoso.
Pero sinceramente es lo que siento en muchas ocasiones: estoy rodeado de piratas, saboteadores y esquiladores del mar, y vivo en una isla en la que últimamente la corrupción pública y los ladrones del pueblo cobran más protagonismo incluso que Zapatero y la presente crisis económica. Realmente hay veces que me deprimo al darme cuenta de cómo va y viene la cosa.

Que pena, penita pena.
1º, la noticia: Pincha aquí.

Pena es la que me da cuando veo como hay políticos que nos representan y tienen intereses económicos a través de empresas que ellos dirigen y son subcontratadas por lo público. No me resulta novedoso ni mal pensado el hecho de que se desprotejan especies con el fin de apartar los impedimentos que hacen  que algunas "grandes obras" no se lleven a cabo en zonas donde hasta ahora tienen problemas legales, básicamente por no respetar espacios protegidos.
Pena es la que me da al recordar que no sólo luchamos contra desaprensivos sueltos en el mundo, si no contra fachas y ricos que sólo piensan en llenar la cartera.
Lo siento si a alguien le parece esto muy crítico, simple o radical. Así lo veo y así lo pienso.

Cartel de concentración anterior. Lástima que a menudo metamos o nos metan al enemigo "en casa".


Hacía tiempo que sabía algo del tema, se oían rumores y comentarios de esquina y mesa de bar. Todos dábamos por hecho de que finalmente, al igual que el "ante-proyecto de ley de pesca", se tendrían que revisar muchos aspectos oscuros del documento y no llegaría a la calle legalmente el Nuevo Catálogo de Especies Protegidas.

Simple, arcaico... pero directo y claro. Sólo ellos no entienden un trozo de cartón pintado por una mano inocente que seguro adora más su pueblo que los representantes que deciden su futuro.


No digo nada, más que siento autentica VERGUENZA de nuestros representantes de CC y PP, aunque está claro que cuando no son unos son otros.

Muchos se han manifestado, han hecho cadenas humanas y han hecho llegar por escrito sus alegaciones e inquietudes a los representantes del pueblo; a unos y otros.


A este vídeo tuve acceso gracias al compañero Marcos, que no dudó en mostrarlo para que todos sepamos como va a afectar el nuevo catálogo a nuestro mar, y al medio ambiente en general:



Como siempre, además, y no sé si es que tengo uno de esos días tristes, me siento tremendamente ofuscado e impotente: no me creo el poco interés que muchos muestran en informar o tratar éste tema, la poca participación social a la hora de quejarnos, el poco ruido que se hace realmente...

No me puedo creer que la tortuga verde o el halcón de Tagorote bajen de categoría de protección, estando bajo la presión que se encuentran por culpa de cazadores, furtivos, redes, plásticos en el mar... eso sin hablar del tamborín espinoso, el drago o la paloma turque y rabiche, sin olvidarnos del pinzón azul…
Me quedo amargado y malhumorado, inundado en la cierta reflexión de que, si para el Ante-proyecto de Ley de pesca se contrataron a especialistas de ganadería y agricultura, para este nuevo catálogo han contratado a Don Pimpón y Espinete.
Como es posible que no haya un senderista, un pescador deportivo, un fotógrafo naturalista...¡ un biólogo!, entre tanto parlamentario y político de pacotilla (muchos pensaran que la mayoría son empresarios, y  seguro están equivocados...).


Que a nadie le extrañe que en breve salga una propuesta de nueva Regulación de Espacios Protegidos. Hasta de eso son capaces...

Mil gracias a los que luchan, se dejan la voz y están dónde se les necesita en nombre de otras personas. Gracias, a esas personas que no han olvidado de dónde venimos, ni a dónde vamos...


No sé el resto de habitantes de este planeta, pero a mi en ocasiones me dan ganas de darle una patada en el trasero a alguno de sus habitantes...

Fuente fotográfica: Foro contra la incineración Tenerife.

lunes, 17 de mayo de 2010

Light Spinnig y el tríste final del Abade Capitán.


Ha vuelto nuestro tiempo de "todos los días", ese que no te permite casi lanzar por estos nortes y te obliga indiscriminadamente a buscar refugio algo más al sur o moverte hacia el este, como han hecho muchos spinners de la geografía insular canaria.
Estos días atrás, antes de que comenzara el panorama que veo desde mi ventana en la mar, hubo tiempo para acercarse un ratito al veril y pasar una mañana de spinning en solitario.

El diluvio y la insistencia.

La insistencia es lo que a muchos les falta, algo que en ocasiones no se entiende el  por qué. Es algo que desde mi punto de vista determina el éxito en la pesca, evidentemente junto al conocimiento y la imprescindible suerte. Estos tres factores unidos en beneficio del pescador pueden hacer que vivamos una jornada inolvidable.  Es una opinión personal del individuo que escribe que por supuesto acepta diferentes interpretaciones de este tema.

La cuestión es que hace días, decidí plantarme en un pesquero conocido a las 9 de la mañana. Era la hora buena, en la que la marea me dejaba pescar donde yo quería y justo en el momento en que la mar comenzaba a "hechizar" a los escamudos con el reviro llenante.
Hoy he traído en una bobina del Sedonna un 10 lb que un amigo me ha regalado, el lo ve muy fino para pescar y tampoco era éste el destino que le tenía asignado.
Comienzo a lanzar, el viento es moderado con ánimos de aumentar pero deja pescar muy cómodamente. En menos de 10 minutos una nube negra me sobrevuela y comienzan a caer gotitas de agua... salpica pero no moja.
Seguro que ahora entra algo, seguro que ahora clavo... es mi pensamiento mientras recojo la muestra bajo una lluvia que cada vez moja más. Dos lances y ya estoy dando un suave cachete.
Comienza el diluvio, ahora llueve con fuerza y tardo más de la cuenta en poner en seco una bicu con el 10lb que llevo puesto. Agarro la bicu, corro a lo Usaim Bolt a por mí mochila (la Nikon, el móvil...) y me hago casi medio kilometro a toda leche para llegar al coche empapado. Estoy a punto de morir asfixiado.
Después de media hora al resguardo, ya cambiado de ropa voy a por la caña y el pez que he dejado sobre las piedras. Sólo por lo que me ha costado esa bicu, me la voy a llevar con más ganas, hoy mismo cae a la plancha. La retratera:


Ya ha pasado rato de la fuerte lluvia cuando el viento decide apoderarse de la situación y bastante de lado, pero la fina trenza ayuda lo suyo, y aunque no me siento muy seguro, sé que todo es cuestión de paciencia y tener cuidado. La marea ya hace rato que viene para arriba y decido probar en las cercanías. Me pateo todo el veril pero no hay señales de vida ni en superficie ni en las capas de agua más bajas.
Aún no es la hora... tienen que entrar, tienen que entrar... son mis pensamientos mientras me pierdo en divagaciones personales contemplando mi entorno.
Y así pasa una hora, y otra...hasta que zassss! Pegado.
Corre algo en el fondo, hace peso y por momentos pienso en pejerrey, pero sus cabezazos eléctricos y continuos lo delatan.
Luchó más de la cuenta por tener alojados los triples en la parte inferior de la cabeza, debajo de la mandíbula. En unos minutos de adrenalina, sin más ayuda que las olas y con una caña de 2,50 me hice con esta sierra, una de las pocas que han caído en este veril en lo que va de año:



Las sensaciones con el equipo light son increíbles, sientes todos y cada uno de los movimientos del pez y el feeling a la hora de animar paseantes, popers y minnows es inmejorable.
Pero soy algo escéptico y creo que es una buena opción para escenarios en los que no nos importa jugárnosla o no entrañan excesiva dificultad. La prueba estuvo bien, pero a no ser que haya viento considerable, de momento creo que seguiré en los veriles habituales con el 20 lb de Spiderwire y el 40 lb de Power pro y la Beast Master de 3.00.
En fin, después del pequeño túnido, otras picadas se sucedieron y algunas carreras más hubo, pero para su suerte se soltaban y me dejaban nuevamente "alterado", con ganas de más...
Así se me hicieron las dos de la tarde, hora en la que la mar ya casi me pasaba por las rodillas (en un veril en el que hace un año casi pierdo la rodilla izquierda) y decidí poner rumbo a casa.
La insistencia y ganas de pescar fue lo que me mantuvo en el veril pasando frío, viendo como hora tras hora nada rozaba un señuelo. No fue mucho, pero será que uno se conforma a veces con poco y vuelve a casa más que satisfecho y con las pilas cargadas para unos cuantos días.

Micteroperca fusca, pero no te da pena?

Después de pasar por casa y recoger un cuchillo y bolsas, me dirijo hacia los charcos para arreglar y "orear" el pescado antes de su preparación en la cocina.
Curiosamente de camino, me encuentro a amigos y conocidos en uno de esos múltiples garajes de pescador profesional que sirven a los susodichos de trastero donde guardar los aparejos y preparar las diabluras que realizan en el mar. Por la cantidad de expectación, me huelo que hoy ha entrado mucho pescado en las nasas... y como un ratón detrás del queso entro en el garaje y me quedo loco:
en varias cajas, descansan todavía vivitos y coleando unos 10-15 meros, más de 40-50 abades(a ojo) e igualmente un número desorbitado de samas. Todo eso ha salido de 3-4 nasas. Unas nasas que cumplen en toda regla la ley pero que matan indiscriminadamente tanto a grandes ejemplares como a los más pequeños. Allí habían meros de 20 kilos, pero también chiquitines de 4. Habían abades y samas hermosas y gorditas, pero también babys que aún no habían perdido la pluma. Indiscriminado a mi juicio, a pesar de que esos amigos del mar viven de eso, pero poco entienden de conservacionismo. Nada se tira. 
Mirando y mirando, me llama la atención un bicho que no veía in situ desde que era niño, uno que ya sólo recordaba por los libros y fotos: un abade capitán. Está aún muy vivo, casi no se deja coger, y después de pedir permiso para sacarle fotos, corro de nuevo a casa para buscar la cámara. Mi sierra y la bicu han de esperar.
Saco fotos a los meros y a sus captores que quieren un recuerdo, pero un ojo lo tengo en el abade amarillo, la pieza que todo el mundo comenta y con la que se quieren hacer una retratera.
La mayoria no las pongo por qué me parecen más propias de una cofradía que de un blogg en el que este individuo no comparte dicha filosofía de pesca. Pero este abade... bién merecia su foto:


Aquí es cuando se produce una de esas situaciones incomodas, sarcástica e igualmemente curiosa. He de decir que todo se basa en la pena que me daba a mí verlo en una caja junto con tanto abade y la pena que le daba al profesional desprenderse de él. Mi consideración tenía como punto de partida el hecho de que se había hecho una pesca muy buena, de las que hacía meses que ese barco no hacía, y teniendo en cuenta la cantidad de samas, meros y abades capturados, ese capitán por lo menos se merecía el indulto, y propuse el soltarlo, pues la marea la tenemos a 50 metros y ese abade aún estaba más que vivo.
- Oye, no crees que se merece soltarlo, te ha dado una pasada de parientes, que seguro han entrado todos en masa detrás del amarillo, deberías perdonarle la vida...
- Soltarlo?? Tú estás loco...déjalo en la caja que está mejor...
- Pero si le vas a sacar sólo 40€, te merece más la pena soltarlo hombre...
-Que no, que se queda aquí que luego no se sabe como viene el tiempo...
Pienso incluso en comprarlo, pagar para soltarlo...
Todo esto trascurría rodeado de gente común, profesionales y deportivos, pero todos muy apegados al mar y la pesca. Nadie dijo nada interesante, sólo sonrisas sarcásticas y comentarios pobres en argumentos que ya nos podemos imaginar y que sólo refuerzan mi convencimiento de que hay cosas que sólo se cambian con mucha educación social y fuerte presión de las instituciones públicas.
Para lo primero se precisan muchos años, para lo segundo, en fin, ya sabemos cómo están las cosas por aquí con lo público. Una vergüenza por cierto.
Pues nada, que uno hace lo que puede.

martes, 11 de mayo de 2010

Jigging: Habituales y esporádicos.

A pescar se va a pescar...

Ya estaba un poco cansado de historias.
Que si el pescado no come, que si ya estoy cansado a las dos horas de estar pescando, que si tengo cosas que hacer... así no puedo. Ni yo ni más de uno que yo sé. Y últimamente coincidencias de la vida no pesco sin sentir agobio o quejas del personal. Que no, que así no puedo, que me pongo de malhumor...
Vale que te encuentres mal, que surja un imprevisto, que haya una razón por la que merezca la pena desviar la atención de la pesca. En fin...nos entendemos.
Pachico y yo decidimos el Sábado pasado salir por la tarde a la mar, y que si alguien "no habitual" nos acompañaba iba a tener que aguantar el tirón del jigging pesado o dedicarse a hacer compañía con su presencia.

Los Accurate

Creo que ya será monótono y repetitivo, pero es que no puedo. No puedo dejar de asombrarme por la comodidad y las sensaciones que tengo con los carretes de tambor giratorio.
Bendito el día que decidí dar ese paso y atreverme con estos carretes, vendiendo un Stella para invertir en un Boss:


Lo menciono porque en la última salida, después de varias horas de sube y baja en fondos de entre 120-150 metros con hierros de 200-250 gramos, un dolor punzante se hizo notar en mi hombro y fue la ligereza y buena sensación que me trasmite el cacharro en mención el que me salvó de dolores mayores.
Es increíble como en tanta profundidad un jig de 250 gramos se transforma en menos de la mitad de peso y esfuerzo. 
Me convencen, y me gustan tanto que espero noticias sobre cómo va el Satiga Z 20L y el Jigging Master P4, otros carretes que por sus prestaciones me llaman mucho la atención.

Vamos a la pesca.

Entre los habituales, un inhabitual.

La jornada comenzó con el sol en la vertical, cuando más pica y justo en el momento en el que el viento rolaba en contra de nuestros planes y hacía no tan placentera la navegación.
Al poco de llegar, en una piedra nueva, en uno de esos fondos que en principio no llaman la atención pero en los que se suelen concentrar los peces pasto, surgen formas y colores en una sonda de 50-60 metros.
Me gusta el fondo, miro curioso la pantalla y en la tercera-cuarta bajada clavo la primera pieza de la jornada:




Una sama abre mi marcador de pesca y se crean expectativas sobre el nuevo pesquero y sobre si habrán más compañeras de ésta por la zona. 
Algo más de una hora le dedicamos al asunto, pero de los dentex ya no supimos más, tan sólo las habituales sierras y bicudas dieron alguna alegría. Una sierra y una bicuda para mí, y otra larguirucha para el patrón, fue todo lo que se dio en ese rato.

Hay ganas de pelea, por lo que marcamos piedra profunda en el plotter y hacia allí nos dirigimos.
De nuevo hacen acto de presencia los pelágicos menores de todos los días, y es tan delatadora su presencia que incluso usando un Keitan 250, largo como él sólo, otras dos bicudas y una sierra vuelven a tocar la plataforma de él "Greca" por parte del que escribe. 
Mientras, Pachico tampoco se queda corto y desde los 140 metros sube otro espárido:



No iba mal la cosa, pues de momento las omnipresentes bicudas y sierras entraban de vez en cuando a los señuelos y nos daban ánimos para terminar la jornada con un invitado mayor.
Y llegó justo lo contrario. Decidió subir a visitarnos un pez tan bonito como peligroso a la vez:



Un bonito cantarero, anaranjado y espinoso, hizo que nuestra pesca insular se convirtiese en algo "tropical". Además de llamar la atención por sus dignas cualidades engatusadoras, merece mención el hecho de que una picadura de una de sus espinas no es tan venenosa como la de una araña, pero igualmente te manda directo al hospital.




Es curioso como una captura de tamaño menor puede convertirse en la novedad y en el pez que más te haya llamado la atención de la jornada. Sus colores, su forma y lo inhabitual de su captura tuvieron la culpa de que dedicase más tiempo con la cámara a éste que a los otros bichos.

Poco más sucedió de interés, más que las bicudas y sierras seguían haciendo de las suyas y con algo de suerte logramos  dañar sólo algún anzuelo (estoy cansado de arreglar anzuelos por su culpa). La suerte que le faltó al Patrón para no perder varios metros de hilo y algún hierro en el fondo.
Ya comenzaban los dolores en mi hombro y mientras pensaba en sacar provecho del Accurate, Pachico se despacha con otra sierra que animaba de nuevo el marcador.
De vuelta a casa, con la puesta de sol ya encima, mientras hacía mis últimos intentos con mi caña de "descanso" y justo en el instante en que sugería timidamente nuestra partida hacia puerto, otra sierra clava y me da algo de juego con el Accu y la Squadra.
Aquí y de ésta forma acabaría nuestro día de "descanso y distracción social".

Múchas sierras y bicudas...


4 sierras, 4 bicudas, 2 samas y un hermoso cantarero fueron el balance total de una jornada de pesca marcada por el viento y la presencia-ausencia de pelágicos-carángidos.
Cosas de la pesca creo y que me suceden a mí, es que cuantas más ganas tengo, menos los encuentro. Tendré que olvidarme. Pero sólo hasta el próximo día...