No me gusta el invierno.
No soporto el frío y el viento cargado de humedad que llega desde en nor-este, ni el tener que levantarme a las 5 de la mañana para estar en el pesquero en el momento mágico. No me gusta que oscurezca a las 7 de la tarde, ni tener que estar abrigado y forrado hasta el cuello, soy de pantalón corto y cholas (sandalias o playeras en otros lugares). Menos aún me gusta el resfriado que llevo encima désde hace días y el malestar que se incrementa con estas condiciones de temporada invernal.
Hay gente que adora estas fechas, y no pierde tiempo en disfrutarlas. Les gusta la lluvia, el aire fresco y el estar abrigados en casa mientras el agua golpea la ventana. Yo no; prefiero el calor, el agua fresca del mar, y el poder disfrutar de un buen botellín en buena compañía (también se pesca desde una terraza, mirando el mar). Cosas de uno, que este tiempo le tiene asqueado con tanto viento...
Otra cosa: maldito aire acondicionado del hospital...
Jigging sin sorpresas
No, salieron dumerillis. Hubo escama y risas, pero no adrenalina y nervios. Volvemos a nuestra pesca de todos los días : sierras, bicudas y loquillos, que hacen olvidar lo sufrido durante el sube y baja en los 140 metros y ayudan a ver esa pesca matutina de otra forma. No eran el objetivo, pero endulzan la sal, y esto de la pesca selectiva es relativo. Uno trata de serlo, y de practicar una pesca responsable, pero la naturaleza no entiende de formas ni colores, es caprichosa.
Una amanecida más de 2011, otro día en que el despertador suena a las 4,50 de la mañana (después de llegar de trabajar a las 11,30). Otra jornada en la que el estómago parece que se retuerce a esas horas y el frío entumece el cuerpo. Largo camino hasta el varadero, y aún faltando más de una hora para ver el primer rayo de sol, ya estamos los tres con el agua por las rodillas sacando la BWA, "Greca". De nuevo el mismo personal, las mismas cañas.
Media hora antes del amanecer, en total oscuridad ya estábamos los tres bajando hierros en aquellas marcas por la que creíamos que andarían los animales buscando su primer plato del día.
Bajo la penumbra, la sonda marca correctamente movimiento bajo nosotros, y pensamos que pueden estar los malos. Salen bicudas que destrozan los assist, unas 4-5 mientras otras tantas se desanzuelan antes de subir a bordo.
Con los primeros rayos de sol, tengo trancón de los que te hacen bajar la caña, pero no clava correctamente y me deja con mala cara. El Droper de River2Sea hubo tiempo en que era titular, y hoy parece que reclama su puesto. Entre bicudas, este pequeño luchador se atreve con el jig japonés.
Unas cuantas remontadas, y siguen saliendo más bicudas. Ya no sabíamos ni que movimiento hacer, o que jig colocar para que las largas y babosas bicudas no atacaran los hierros. Era tal el disparate, que al poco rato Dani y yo eramos mendigando assist del 0/11 y 0/13. Solemos llevar unos 4-5 assist para cada tamaño de jig, sin acero en el interior. Una opción que no me gusta por lo rígido que deja el cordaje, pero útil en casos como este en el que las bicus se tiran con rabia al jig y destrozan los assist.
Tal era el meneo de dientes allí abajo, que en una de las bajadas noto como sale el hilo a cuenta gotas por mis dedos, pero con fuerza... e intuyo picada durante la bajada del Droper, que todo sea dicho es de lo más sugerente. Cierro pick up, y clavo en seco, pero después de un tímido cabezazo corta el bajo de 100lb y se lleva a mi viejo amigo.
Pachico por su parte, durante una parada que hace a mitad de agua, tiene picada a la Jig wrex 400 que ha traído hoy. Hermosa bicuda de 5kl para el patrón.
Mientras repongo otro Droper y comentamos la ausencia de los deseados carángidos, nos movemos de marca para sondear y buscar nuevos indicios de actividad en el fondo. Ahora era Dani el que daba con los loquillos y ponía en seco otro ejemplar desde los 140 mtrs.
Remontada a la misma marca, y vuelven a salir más bicudas, todas entre 1 y 3 kl. Era tal la abundancia de picadas en algunos momentos por parte de las larguiruchas, que en ocasiones mientras la recuperación, parábamos de recoger para dar la oportunidad de desanzuelarse a los bichos; muchos otros eran directamente liberados en el agua, sin tocar la bañera ni llenarla de "lama".
Evidente era que los dumes no andaban por allí, y optando por descansar un poco, dispuse del Accu para disfrutar de un carrete y una acción de pesca que me encanta. Trabajar con este tipo de carretes, una vez se le tiene pillado el tranquillo, es una gozada.
Pasada la media mañana, otro loquillo decidió subir a ver el capote de nubes que nos acompañaba después de fajarse en los 140 mtrs con un mítico Aile Magnet cs, jigs que perduran en el tiempo y siguen siendo titulares en muchos estuches.
Un loquillo que subió enganchado por debajo de la boca, justo en la agalla, haciendo imposible su suelta. La herida se veía muy seria como para jugársela a devolverlo al agua.
Sin llegar al medio día, ya volvíamos sobre nuestros pasos dirección puerto. Cada parada era una nueva odisea con las bicudas
Estos fueron los resultados de un día de sube y baja en el que intentamos emular lo acontecido en la anterior salida con los del gran antifaz. No estaban ellos, pero si sus familiares más pequeños y peleones. Ahora falta que definitivamente entren las samas a esos veriles de invierno, espáridos que buscamos en comederos habituales que tan sólo nos muestran su ausencia. Espero que aparezcan, gastronómicamente, son una de mis preferencias.
4 comentarios:
No me gusta que mi vecino madrugue, no me gusta que mi vecino pase frío, ni hambre, ni na de na, solo me gusta porque me pone los dientes largos como Bicus "lamosas" o lo que que sea que saque.
Al menos me queda el disfrute de leerte ;)
Buena história compañero, si, lo sé, cuando se mete la "greñuda" como otro gran amigo y yo la llamamos, no hay nada que hacer, pero también es cierto que hay veces en las que nos encontramos horas dandole al hombro sin un atizbo de actividad y deseamos que haya picada aunque sea de estas "pegajosas señoritingas". Un saludo
Jjajaja... Eres la leche J.L.
Las féchas serán muy buenas para la pésca, pero a mi de alguna manera me cambia el estado de ánimo.
Las bicus... ni con ellas ni sin ellas...
Tenemos la mísma idea Moises. En ocasiones la actividad en las marcas es núla durante toda la jornada, por lo que dar con una mantada de bicus activas, es motivo de alegria: aunque rompan anzuelos, alegran el ráto. Lo peor, la lama; lo mejor, los filetes que salen.
Saludos.
Jornada entretenida, aunque no salieran los "gordos"... enhorabuena.
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