Esa es una expresión muy popular, que seguramente todos hemos escuchado desde que eramos pequeños: " parece un niño con zapatos nuevos"... No creo que haga falta explicar su significado, ni el símil que trato de hacer al referirme a la pesca.
El Oriolano, el barco de Dani, llevaba ya unos 6-8 meses creo en tierra. Y llegó la hora de la puesta a punto : carro nuevo, sonda nueva, Gps-plotter nuevo, cableado al completo nuevo, arreglos en los tambuchos... y alguna que otra cosilla más que ahora se me escapa. Le hemos dado un lavado de cara, y esta ha sido una buena razón para motivarnos, y mucho.
Por otro lado, y gracias Jigfisher y en concreto a su gestor Jesús Zamorano, hemos conseguido hacernos con dos varas nuevas de Xzoga para Jigging: Una Black Buster 200 y una Taka si 400. La primera ha caído en manos de Dani, mientras la Taka será mi fiel compañera de ahora en adelante.
Ambas son increíblemente ligeras, y preciosas. Las dos, de acción progresiva.
Son cañas potentes, caramelitos que permiten trabajar jigs ligeros pero conservan una reserva de potencia capaz de arrancar del fondo a los animales más gordos de nuestro jigging canario. Más adelante les pasaremos revista al detalle por aquí.
Vamos al lío de la pesca.
Estos últimos días, al fin decidimos que era el momento de echar el barco al agua, probar la electrónica, las cañas... y en un día sin viento y ya con la mañana bastante avanzada, pusimos rumbo norte con la mente puesta sobre todo en las samas, abades y medres.
Primera bajada, y tratamos de hacernos al tacto de las cañas... segunda bajada, y a media agua, veo a Dani clavando. No había mejor manera de empezar el día.
En poco tiempo, sube una sama bastante guapa a ver el sol conejero:
Esta primera captura, antecedería a varias picadas más para ambos, que por desgracia no terminaron en clavar. Después de esto, los ataques en aquella marca desaparecieron.
Como paréntesis del jigging, tuvimos la suerte de encontrarnos mientras navegabamos entre pesquero y pesquero con una pajarera en la que pequeñas caballas parecían estar siendo atacadas en el fondo, juntándose bajo nuestro barco en enormes bolas brillantes del color de la plata.
En lo poco que duró el espectáculo, tan sólo un pez atacó los señuelos de las cañas de spinning: una preciosa sierra con el lomo dibujado por lineas verticales y horizontales muy marcadas.
Situados en el ecuador de la mañana, disfrutábamos de un tiempo ideal : escaso viento, cielo parcialmente nublado, marea llenante y actividad en crecimiento durante esos días. Sin embargo, al llegar a otras marcas y una zona que queríamos inspeccionar con la nueva electrónica, nos encontramos con actividad nula, observando únicamente montones y montones de carnada que parecía descansar placidamente en las capas inferiores del mar. Durante unas tres horas, nos dedicamos a investigar, y bajar hierros sin llegar a tener nada enganchado. Hasta que por fin, toco la sirena del recreo ahí abajo...
Como siempre, y cual magia se tratase, una bola perfecta se levanta hasta mitad de agua. En varias pasadas, sentimos ataques, pero nada clava correctamente. Después de dos clavadas de mero para ambos, que logran escapar del anzuelo, al fin quedo pegado a escasa distancia del fondo y veo como la Taka nueva se dobla... pero aguanta sin el menor problema. Una gozada.
Mi primera captura con la Xzoga, un mero de 18 kl que muy bien me vino pata poder definir en mi mente, hasta que punto aún podemos llegar a forzar la vara.
La pena fueron las otras dos clavadas que habíamos tenido ambos. Haber hecho doblete de meros, hubiese sido fantástico.
Creo que en la siguiente pasada sobre la marca, otro mero se decidió incarle el diente a mi señuelo, y un abade al de Dani, pero de nuevo sucedía la frenada en séco de siempre, dos o tres cabezazos, y libre del anzuelo. Mientras yo perdía el mío, Dani ponía en seco su captura: Casi 5 kl de serránido.
Y de nuevo, la soledad en el fondo. Así es la pesca con señuelos. Tan pronto como se anima la cosa, y se suceden las alegrías y descarga de adrenalina, el aburrimiento se apodera de esos momentos en el mar.
Después de varias pasadas más por la marca, y algo de búsqueda tras los restos de actividad, decidimos poner rumbo a casa...y cuando parecía que los niños malos habían terminado la faena el el fondo, otros delincuentes decidieron comenzarla en superficie.
Al llegar cerca de la costa, observamos como la carnada salta en la capa superior, y sin pensarlo nos situamos, tomamos las cañas de lanzado (Dani con el Pro Q y yo con un Bucktail) y ponemos los señuelos en medio de la fiesta.
En el primer lance, algo frena el hierro, pero se suelta... ambos recogemos, y volvemos a lanzar. En la segunda recogida, sólo me da tiempo de escuchar a escasos metros del barco el ruido provocado por algo que ha estallado en superficie. Giro la vista, y veo como un enorme lomo blanco se retuerce y sacude en superficie, y Dani cacheteando. No les digo más que la pelea fue preciosa, con una caña de spinning 10-30, un 4000 y 30lb de trenzado. Unos 15-20 minutos estuvo Dani tratando de meter a camino a este pedazo de Palometón de 21 kl:
Enhorabuena Dani!!
Como siempre, el Pro Q volvió a demostrar lo gran pescador que es. Aquí, ya ha logrado capturar casi el abanico completo de especies susceptibles de ser engañadas a spinning.
La pelea, pese a tratar siempre Dani de forzar al límite y no tardar demasiado en subirlo al barco, se prolongo demasiado. Tanto, que al animal estaba practicamente muerto a causa del esfuerzo que hizo para lograr liberarse. Fue una pena enorme, y un disgusto ver como tras más de 15 minutos tratando de reanimar al lebrancho, no pudimos hacer nada por salvarlo.
Lo dicho, una lástima ya que nos hubiese hecho mucha ilusión ver como se marchaba sano al agua el primer palometón que embarcamos en el barco. Una captura así, es algo especial, y nos hubiese gustado tener el recuerdo de haberlo liberado.
Y ya con la pesca que habíamos hecho, y lo bien que lo pasamos, pusimos rumbo a casa. No se pueden imaginar lo contentos que navegabamos, en una tarde increíblemente placentera.
Haber estrenado las nuevas cañas Xzoga con meros, samas y abades, era motivo de alegría, pero el palometón de Dani puso la guinda final a uno de los mejores días de pesca que recuerdo.
Esto ha sido todo en nuestros últimos días de embarcados... ahora queda aguantar el temporal que azota esta parte oriental de las islas, y esperar a que vuelvan las calmas. En cuanto al spinning puro y duro, también ha salido algo en estos días, pero eso ya lo dejamos para la próxima entrada.
Saludos a tod@s.